Rod Taylor ensaya como ir al pasado en La máquina del tiempo (1960),
basada en la novela de H.G. Wells |
El día 12 de mayo, Adrianka Arvelo
republicó en su muro de Facebook un letrero tomado del de alguno de sus amigos que
decía, más o menos: Amo a la gente que
dice “antes de ayer” para hablar de todo lo que pasó antes de 1990. (El post ha sido eliminado, no puedo citarlo
con precisión.) Yo le comenté a Adrianka: “Pero ‘1990’ es antes de ayer”.
Naturalmente, el autor del letrero piensa que 1990 está más allá del Fiat lux; a mí me parece que fue ayer.
No quería hablar más de esto, pero
después de eso, varias personas me han preguntado y algunos parecen no haber
entendido la respuesta. Es muy sencillo. Tanto, que a mí no tuvo que explicármelo nadie. Si yo pude, con las
solas insinuaciones de las palabras, todos pueden.
Seguramente en un esfuerzo por ser más
papistas que el papa, es decir, queriendo ser más correctos que la corrección,
quizá intentando no incurrir en el supuesto barbarismo de antier, muchas personas dicen antes
de ayer en lugar de anteayer,
pero entonces cometen un error que no es lingüístico sino lógico. (Ah, por esto
no nos hace falta que nos expliquen.) Antes
de ayer no es anteayer.
Antes
de ayer abarca, como se ve, todo el tiempo que transcurrió antes del día de
ayer. Como hoy es 27 de mayo del 2019, ese antes
de ayer, dicho hoy, incluye toda la historia anterior al día 26 de mayo de
este año.
Anteayer
es otra cosa. Aunque anteayer,
lógicamente, también ocurrió antes de ayer, se refiere únicamente a ese período
de 24 horas transcurridas antes, inmediatamente antes, del día de ayer, domingo
26... pero sólo el día entero del sábado 25, si uno está ya en “territorio” del
lunes 27, claro.
Antes
de ayer fue el nacimiento de Galileo, la multiplicación de los panes, la
aparición de los protozoarios e, incluso, aunque cueste imaginar cómo fue, el
Big Bang. Anteayer fue sábado 25 de mayo y yo vi Coco por décima cuarta vez con mi hija menor. También fuimos a
visitar a su prima Sofía y comimos empanadas. No cabe mucho más en un solo día.
En todo este asunto, creo yo, lo
verdaderamente bello es el adverbio antier,
que es por lo que ustedes se pusieron a leer este artículo. Antier es simplemente la forma corta, abreviada,
apocopada, reducida, informal, antigua de anteayer.
No sé si hay nada más que decir. ¿Que si podemos usar antier? No veo por qué no. Ni siquiera entiendo por qué preguntarse.
Cada quien tiene libertad lingüística, lo mismo que libertad política,
económica, etc. ¿Que no es apropiado en todos los contextos? Igual que todas —¡todas!—
las palabras del mundo.
Ustedes están pensando que antier también señala un pasado no tan
cercano como hace dos días. En La Venezuela de Antier (y en su nombre), uno
sabe que se trata de la Venezuela de mucho antes que hace 48 horas. Sí, tenemos
claro que hay ahí una metáfora, una hipérbole de ‘pasado’, un pasado que,
aunque lo parezca, tampoco es tan lejano. La Venezuela de Antier podría
llamarse, sí, “La Venezuela de Anteayer”, pero perdería la gracia de lo
popular, ya casi no sería una metáfora. Y además sería una soberana chapuza,
como dirían en Madrid, llamar por un nombre tan refinadamente formal un
espectáculo tan encantadoramente rural.
Lo más delicioso es que aunque en el habla
popular venezolana antier se refiere
denotativamente a hace dos días, puede significar también, connotativamente, ‘antes
de Cristo’, ‘hace muchísimo tiempo’, facultad de la que carece anteayer, por más formalidad adverbial
que exhiba. No hay manera, aunque no se ponga mucha atención, de confundirla con
otro adverbio.
En suma, siempre que uno retrocede 24
horas en el tiempo, se encuentra con un día que, desde la perspectiva del
presente, llamamos ayer. Cuando
retrocede 48, nos vemos en un día que llamamos anteayer (Cervantes decía antier,
pero mi mamá también lo dice hoy en día).
Anteayer
(y antier) es un día; antes de ayer es la vastedad de un conjunto
abierto e incalculable en el cual cabe toda la historia del hombre y del mundo,
menos el día de ayer y lo que llevamos de hoy. Si usted tiene dudas acerca de cuándo
usar uno u otro, pregúntese si sabe con precisión cuánto tiempo ha pasado desde
que sucedió lo que va a contar. Si no es capaz de saberlo aunque sea vagamente,
fue antier, ni un minuto más ni uno
menos.
emalaver@gmail.com
Año VII / N°
CCLXII / 27 de mayo del 2019