Edgardo Malaver
Imagino
que usted, como yo, habrá dicho alguna vez las
matemáticas no fallan, no dan las
matemáticas, ya no hacen las
matemáticas como antes. Muy bien, en el habla parece muy adecuado, pero ¿se
ha dado cuenta de que, en el terreno formal, ese plural no tiene sentido? ¿Cuántas matemáticas existen? ¿A
quién le preguntamos? ¿A Newton, a Descartes, a Tales de Mileto? ¿Al Hombre que
Calculaba? Uno siente que, ante una pregunta así, debería acudir a los
especialistas, pero resulta que ese camino no ofrece muchas esperanzas. Por grande que sea, y no lo es, el cúmulo de datos que nos ofrece Internet nos deja más o menos en las mismas. Las fotografías de fachadas de escuelas universitarias dedicadas a la ciencia
de Euclides no ofrecen mucha claridad o uniformidad para dilucidar el asunto. Las
universidades Autónoma de Yucatán y del Estado de Juárez, de México; Industrial
de Santander, de España; Sergio Arboleda, de Colombia, y Católica de Chile, por
lo menos, pluralizan la palabra en sus nombres. La Nacional de El Salvador y la de Costa Rica no.
En
Venezuela, sin embargo, no parece muy frecuente ese plural, pero también se encuentra. La Universidad Simón Bolívar
tiene una Coordinación de Matemáticas, pero, a menos que haya visto mal, las
demás no tienen mucha vacilación al respecto. Por fortuna, la lógica nos indica
lo que podríamos llamar la mejor respuesta, la más probable. Si hubiera que
decir las matemáticas, entonces habría que decir también las biologías, las químicas,
las físicas, etc.
Otro elemento del habla cotidiana nos propone el plural: las matemáticas árabes, las matemáticas financieras, las matemáticas deportivas, pero tratándose de una ciencia, quizá debería imponerse el criterio de la uniformidad con los nombres de las otras disciplinas. Además, las “matemáticas” en las que pensamos cuando decimos, por ejemplo, que “no fallan” o que “no dan” no son toda la ciencia de Euler. Las “matemáticas” en esos casos son las cuentas, los números, los cálculos que uno hace en cada situación particular. Uno puede incluso llamar matemáticas, en plural, a casi cualquier reflexión en la cual adopte la práctica del razonamiento inductivo o deductivo, e incluso “operaciones” más sencillas como una regla de tres. En ese sentido, ese plural es bastante equivalente al que usamos en expresiones como ‘andar a gatas’, ‘hacer algo a escondidas’, ‘resolver las cosas a gritos’.
Otro elemento del habla cotidiana nos propone el plural: las matemáticas árabes, las matemáticas financieras, las matemáticas deportivas, pero tratándose de una ciencia, quizá debería imponerse el criterio de la uniformidad con los nombres de las otras disciplinas. Además, las “matemáticas” en las que pensamos cuando decimos, por ejemplo, que “no fallan” o que “no dan” no son toda la ciencia de Euler. Las “matemáticas” en esos casos son las cuentas, los números, los cálculos que uno hace en cada situación particular. Uno puede incluso llamar matemáticas, en plural, a casi cualquier reflexión en la cual adopte la práctica del razonamiento inductivo o deductivo, e incluso “operaciones” más sencillas como una regla de tres. En ese sentido, ese plural es bastante equivalente al que usamos en expresiones como ‘andar a gatas’, ‘hacer algo a escondidas’, ‘resolver las cosas a gritos’.
Estas ideas no llegan ni cerca de dar una respuesta definitiva, pero, gracias
a Pitágoras y a Galileo, la Escuela de Matemática de la Universidad Central de
Venezuela, cree que las matemáticas son una sola.
emalaver@gmail.com
Año IV / N° CXIII / 27 de
junio del 2016