lunes, 24 de noviembre de 2014

¿Y si ahora las gallinas colocaran los huevos? [XXXII]

Sara Cecilia Pacheco



            Nunca falta entre los hablantes aquel que quiera jactarse de hablar mejor que los otros. Sienten, supongo, un placer elevado de manejar un léxico aparentemente superior al de los demás. Supongo también que son benevolentes al querer cambiar a los demás (pequeños hablantes inferiores) y decir que las cosas se dicen como ellos las dicen y punto.
            Y en su afán por cambiar el mundo (al menos el de la lengua), predican cambios a veces irritantes, a veces risibles. Tal es el caso del pobre verbo poner, recién dejado en vergüenza. Resulta que el gran error de la vida de este verbo, que desde siempre ha sido uno de los predilectos de los hablantes (me imagino que por su tamaño), fue caer en el campo semántico de la cría, y de paso con las gallinas. Esos animalejos inquietos que te pueden mirar mal como a la sal, se han dedicado desde siempre (o al menos desde que la primera gallina lo hizo, si es que fue primero la gallina y no su hijo) a PONER huevos. Y ese fue el error del verbo en cuestión.
            Ahora los seres humanos, seres superiores, claro está, no pueden rebajarse a poner. Y así cada vez hay más gente que te corrige si dices: “Mira, te puse las copias en el escritorio”, y te diga: “Las que ponen son las gallinas”. Y de ahí empiezan unos y otros a autocorregirse y a dejar de decir poner y en su lugar dicen colocar que, es cierto, en determinados contextos pueden ser sinónimos pero en muchos no. Ya he oído estudiantes universitarios decirme: “Es que me coloqué a estudiar fue en la noche... Y hubo una vez que un niño que me dijo: “Me coloqué bravo…”. Un día una reportera de Televén concluyó su nota diciendo: “...y piden a las autoridades que se coloquen en los zapatos del otro”. Y la gota que derramó el vaso es un sacerdote que en misa dice: “Pueden colocarse de pie”.
            No solo colocar no es sinónimo de poner en estos casos sino que su uso transgrede locuciones verbales, y todo esto solo porque cuando hablamos del nacimiento de los pobres pollitos también usamos el verbo poner. ¿Cuál será el resentimiento en contra de las gallinas? ¿Y si ahora las gallinas colocaran los huevos? Entonces, ¿salvarían del infierno al pobre poner? Habría que contarles a estos a hablantes que poner no hizo nada malo para ser usado como acto de dar vida a los pollos sino que sufre de polisemia.
            Por otro lado me pregunto si estos hablantes superiores ya habrán cambiado tooodas las frases donde usamos el verbo poner. Me pregunto si ellos cantarán: “Yo lo que quiero es colocarte a ti... Yo lo que quiero es colocarte a ti...”; le dirán a una amiga: “Colócate bonita para la fiesta”, y les dirán a sus hijos: “¡Colócate las pilas!”.

sarace.pacheco@gmail.com





Año II / N° XXXII / 24 de noviembre del 2014

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