Laura Jaramillo
The Talking Magpies (1946), también llamados Tuco y Tico o, mejor, Las Urracas Parlanchinas |
A propósito de un rito
de Leonardo Laverde
(Estamos pagos)
A veces
trato de no escuchar a mi alrededor; me pongo unas gríngolas... pero en los
oídos, para pasar inadvertida por los pasillos de la vida. Pero sucede algo
como cósmico (lo normal en mí), pues por doquier escucho hasta lo inimaginable.
Hago este intro, pues ‘sin querer
queriendo’, mi vecina me comenta que su vecina habla más que urraca
parlanchina.
Analizando,
luego de parar de reír, me doy ‘de’ cuenta que la urraca parlanchina es
un extraordinario pleonasmo, y, además, vinieron a mi memoria dos ritos, uno del colega Leonardo y el otro
que escribí tiempito atrás.
Según el DRAE,
pleonasmo es una figura de
construcción “que consiste en emplear en la oración uno o más vocablos
innecesarios para que tenga sentido completo, pero con los cuales se añade
expresividad a lo dicho”, y nos da como ejemplo lo vi con mis propios ojos.
Sin darnos cuenta, hemos plastificado expresiones de este tipo, las cuales
usamos a diestra y siniestra, como cita previa, período de tiempo, más mejor, etc. Existen
también otros ejemplos, muy comunes entre el habla popular de los venezolanos,
aunque, a diferencia de los ejemplos anteriores, algunos de estos son más
usados por su jocosidad:
ü
Una chiva bien pelúa (chiva como
significado de barba)
ü
Subir pa’rriba
ü
Bajar pa’bajo
ü
Par de dos
ü
Una mentira bien mentirosa
ü
Viendo a ver
ü
Mujer femenina
ü
Salir pa’fuera
ü
Las mata bien muertas (famoso eslogan de un comercial de insecticida)
ü
Suyo de usted
ü
Me dije a mí misma
ü
Millonario con plata (cortesía de Cástor Carmona)
ü
Cualquier cosa que se me ocurra inventar
ü
La verdad verdadera
ü
Un ojo de la cara
El mismo
diccionario agrega también una segunda acepción, la “redundancia viciosa de
palabras”. Estoy de acuerdo en que en algunos casos es un vicio, como resalta
el colega Leonardo, pero pareciera que tiene más peso el hecho de ser un
“recurso estilístico para añadir expresividad”, o sea, una figura retórica,
nada más y nada menos, pues. Solo por este hecho, el pleonasmo puede, quizás,
no considerarse una anomalía, recordemos que la retórica es un arte.
Además, y
como siempre, el contexto será el encargado de hacernos descifrar cuándo el
pleonasmo es anomalía o vicio y cuándo es una expresión retórica. En mi caso,
siempre lo hago también ‘intencionalmente’; así que sigamos viendo con nuestras
propias paraparas y escuchando con nuestras propias camataguas.
laurajaramilloreal@yhaoo.com
Año IV / Nº CX / 30 de mayo del 2016