Sara Cecilia Pacheco
No, estimado lector. No es un error mío.
Desgraciadamente al parecer en Venezuela no son tiempos de cambio sino de
cambios. La escasez ya tan arraigada y acentuada nos ha hecho recurrir al
trueque. Usamos, y me incluyo, las redes sociales para anunciar u ofertar. Llevo
pocos meses en esto, pero recuerdo que una de mis primeras publicaciones en el
grupo de trueques de Facebook no fue bien entendida. Yo tenía pañales talla M
que mi bebé había dejado y buscaba pañales XG y escribí: “Cambio pañales talla
M por talla XG”. A lo que varios respondieron que tenían pañales talla M. Tuve
que aclarar qué tenía y qué necesitaba. De todos modos no tuve éxito. Las
tallas más grandes son las más escasas. Pero desde ese momento estoy pensando
por qué se habrían confundido. Para mí está clarísimo que si digo que cambio
algo es porque lo tengo. El diccionario de la Real Academia da esa como tercera
acepción de cambio.
3. tr. Dar
o tomar algo por otra cosa que se considera del mismo o análogo valor. Cambiar pesos por euros.
Parece evidente que en la frase cambio A por B, A es lo que tengo y B es
lo que necesito, pero a la mayoría de los hablantes no les queda del todo
claro. Aquí tengo un ejemplo del mes de julio:
Y
este otro del mes de octubre:
Como verán, tener una foto tampoco
ayuda. No entiendo qué nos lleva a pensar que A y B son intercambiables. Según
la web Definición.de, el verbo cambiar se usa como sinónimo de reemplazar, permutar y sustituir. En
el caso de reemplazar, queda claro
que el primer el elemento, es decir, A, es el que tenemos y el que irá en su
lugar es B. Por ejemplo: Debo reemplazar
estos diputados por unos nuevos. Y
así me quedo hoy sin saber por qué la gente se confunde tanto con el verbo cambiar en su acepción más parecida al
trueque. Y pronto sabré si Venezuela vive solo tiempos de cambios o también
tiempos de cambio.
sarace.pacheco@gmail.com
Año III / Nº LXXXIV / 30 de noviembre del 2015