A veces
no se sabe qué significa el adverbio (foto el autor) |
No es un fenómeno reciente
en Venezuela, pero las actuales dificultades que vivimos lo han hecho más notorio. Como,
al igual que todo lo demás, escasea el dinero en efectivo, uno va por la calle
a la caza de lugares donde pueda pagar con tarjeta. Y ése parece ser ahora el
letrero más importante que pueda poner cualquier comerciante en la entrada de
su negocio. El solo letrero ya es publicidad suficiente para atraer clientes. Y
el letrero dice siempre: “Sí hay punto de venta”, o simplemente “Sí hay punto”.
Puede ser que se omita a
veces “de venta”, que es curioso porque forma parte de un término del campo
comercial que designa un objeto preciso, pero en muy escasas ocasiones
encontrará usted que se omita el adverbio de afirmación sí. Es lo que más llama la atención, dado que este sí enfático suele aparecer en el
discurso, hablado o escrito, cuando antes se ha expresado una duda sobre un
hecho o se le ha negado. Es su naturaleza, es lo que tiene sentido, es la
función que la lógica le ha reservado. Usted sólo dirá: “Yo sí vine a trabajar ayer”, cuando antes
alguien lo haya puesto en duda o haya desconocido que usted cumpliera con su
deber. De lo contrario, bastará con decir, si es que verdaderamente llega a
necesitar decirlo: “Yo vine a trabajar ayer”.
¿Por qué los comerciantes —al
menos los venezolanos— sienten la necesidad de comenzar este anuncio con el
adverbio sí? Habrá sido por la
constante pregunta —y una pregunta es ya una duda también— de si había punto de
venta en un negocio, cuando aún no eran tan frecuentes. El letrero habrá sido,
me figuro yo, una respuesta anticipada a la expresión de la duda: no pregunte,
que sí hay. Y ahora que lo hay en
todas partes, ¿por qué persiste?
Hace poco lo frecuente era
la pregunta, ahora lo que inunda el mercado es la respuesta, afortunadamente
afirmativa casi siempre. Antes era la duda, ahora es la reafirmación enfatizada
y omnipresente lo que dirige nuestros pasos hacia esta tienda o hacia otra, lo
que determina si compramos o no compramos en un lugar, a veces si almorzamos o
no ese día. Siempre la lengua sobrevolando nuestras vidas, y las dudas, las
preguntas... y las afirmaciones, las negaciones... y hasta las transacciones
comerciales.
emalaver@gmail.com
Año VI / N° CCXII / 11 de junio del 2018
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