lunes, 18 de abril de 2016

Zimbabwe y Venezuela [CIV]

Edgardo Malaver Lárez


 
Marley (1945-81), autor de himnos


         Por lo que he leído recientemente, hay apenas tres países en el mundo cuyos himnos nacionales no tienen letra, todos en Europa: España, San Marino y Bosnia-Herzegovina. Hay otros países cuyos ciudadanos no logran cantar sus himnos sin dudar en alguna estrofa.
         Hace días leí que Bob Marley (1945-81) escribió en 1979 una canción titulada Zimbabwe para apoyar el bando marxista de las guerrillas que combatían en la Guerra de Rodesia. Poco después, cuando terminó la confrontación y Marley fue invitado a ofrecer un concierto en la capital, la canción terminó convirtiéndose en el “segundo himno nacional” de ese país, que por entonces fue rebautizado, justamente, Zimbabue.
         En Venezuela tenemos también un “segundo himno nacional”: Alma llanera, de Rafael Bolívar Coronado (1884-1924), con música de Pedro Elías Gutiérrez (1870-1954). La canción está contenida en una zarzuela que estrenó el autor en 1914 —la canta un personaje llamado Rita casi al final— y que el azar (o quizá, más que eso, su letra vigorosamente llanera) se encargó de meter en la memoria de los venezolanos del último siglo.
         Pero en Venezuela, todo tiene que ser sensacional e hiperbólico. La semana pasada, en el metro, un artista ambulante se paró en mitad del tren para cantarnos la hiperpopular canción Venezuela. Cien voces lo siguieron. Al terminar, nos dijo que había que poner atención a la “hermosa letra de este poema”, pues era admirable que los autores, los españoles Pablo Herrero y José Luis Armenteros, de lejos, habían sido capaces de captar y expresar la belleza de Venezuela. Más adelante dijo que ésta era considerada “nuestro tercer himno nacional”.
         Un país africano que adopta una canción escrita por un autor caribeño, un país sudamericano que adopta una canción escrita por autores europeos. Probablemente falte investigar un poco más, pero ya es suficiente para reflexionar. ¿Será este un ejemplo de ciega transculturización, de indomable globalización o de enriquecimiento cultural? Ojalá que sea, al menos, amistad internacional. Lo que sí parece cierto es que cada uno de los autores ha dado en el blanco con respecto a lo que hubieran podido esperar los sujetos de su versificación. Marley escribía para animar a una lucha armada que perseguía tomar el poder, mientras que Herrero y Armenteros pretendían describir poéticamente una tierra que consideraban favorecida por la naturaleza (aunque, según el cantante del metro, no la conocían, como no conocía el cantante jamaiquino lo que entonces era Rodesia). Y, sin embargo...
         El jamaiquino comienza y termina diciendo que todo hombre tiene derecho a decidir sobre su destino, razón por la cual “arm in arms, with arms, we’ll fight this little struggle”. ¡Se incluye en el pleito! Como se trataba de una guerra de tres bandos en la que cada uno combatía contra los otros dos, profetiza: “Soon we’ll find out who is the real revolutionary”. Les dice you’re right 16 veces, o sea, cada 22 palabras.
         Los españoles, igualmente, hablan de Venezuela como si fuera su pueblo, llevan “su luz y su aroma en la piel y el cuatro en el corazón”. Además, “entre sus playas quedó su niñez, tendida al viento y al sol”. Y, tal como lo pide Serrat en Mediterráneo, desean que el día en que mueran los entierren cerca del mar, pero en Venezuela. A diferencia de la canción de Marley, que menciona a Zimbabue 23 veces en 45 versos, la de Herrero y Armenteros nombran a Venezuela apenas en dos versos de 32.
         ¿Por qué los pueblos tienen “segundos himnos nacionales”? En Guatemala, Luna de Xelajú; en Colombia, La piragua de Guillermo Cubillos; en Italia, Va, pensiero. ¿Acaso será una cuestión de gusto del pueblo, más que de hechos históricos? Lo curioso en Zimbabue y Venezuela es que sus autores sean extranjeros, y lo curioso en Venezuela es que no nos conformemos con dos, sino que tenemos tres. ¿Será posible que un día tengamos cuatro?

emalaver@gmail.com



Año IV / Nº CIV / 18 de abril del 2016

1 comentario:

  1. El "Va, pensiero" es una pieza hermosa. Cualquier italiano que está lejos de su tierra llora al escucharla (me consta). Lo increíble es que fue escrita para una ópera de Verdi que canta la historia del exilio hebreo de Babilonia, pero con el tiempo los italianos la adoptaron como segundo himno.

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