Edgardo Malaver
Escudo de armas de las Islas
Canarias.
Dibujo de 1772
Seguro que, como me ha
pasado a mí, a ustedes también se les ocurrió bien temprano la idea de que las
Islas Canarias se llaman así porque hay en ellas una gran abundancia de canarios
o quizá que todas variedades o especies de canarios que existen provienen de allá.
La imagen de las Canarias que guardo en mi mente desde la infancia, debido a
esa apresurada hipótesis, es amarilla porque siempre me imaginé que en aquellas
islas, al contrario que en la mía, habría más canarios que gente, más canarios
que árboles, más canarios que señales de tránsito. Pues fíjese usted que no es así.
Esto ya lo sabe todo el
mundo, pero yo acabo de ver la luz hace pocos días. El nombre de este
territorio español en aguas africanas no tiene que ver con el canario silvestre,
que Carlos Linneo (1707-78) llamó serinus canarius en 1758. Y es importante
mencionar esta fecha porque resulta que la graciosa avecita sí que es endémica
del archipiélago, pero no es por ella que él recibió este nombre sino a la
inversa.
Aunque hay opiniones
divergentes (e incluso investigaciones muy serias que lo ponen en duda), las
Islas Canarias recibieron ese nombre, según la tradición, en los primeros años
del Imperio Romano, que acababa de anexionárselas. Entre los años 19 y 9 antes
de Cristo, el rey Juba II de Mauritania (52 antes de Cristo-23 después de
Cristo), que había crecido en Roma, envió una expedición a explorar las
llamadas Islas Afortunadas (nombre mitológico de los tiempos en ni siquiera se
sabía con certeza cuántas eran ni en qué punto del océano se localizaban); y de
esa época y de esa investigación data, según lo narrado por Plinio el Viejo (23-79
después de Cristo) en su obra Historia natural (77 después de Cristo),
el nombre Insulae Canariae. Y cuenta Plinio que los expedicionarios
encontraron “multitudine canum ingentis magnitudinis, ex quibus
perducti sunt Iubae duo” (vastas multitudes de perros de gran tamaño, de
los cuales le trajeron dos a Juba). A partir de entonces las islas fueron
llamadas Canarias porque había en ellas abundancia de canum, de canis,
perros.
A pesar de todo esto, existen
investigadores que, por falta de evidencias, niegan la presencia de perros de
cualquier tamaño en las siete islas en la época de Juba. Algunos de ellos, como Juan Álvarez Delgado, creen
que el erudito rey pudo haber ido personalmente a la isla y haber dedicado a ese
viaje uno de los once libros que escribió, otros lo descartan totalmente. Sin embargo,
Juba II es reconocido como el gobernante y humanista que, como afirma Alicia
García García, “sacó a las islas de la esfera del mito” en que vivió en la
antigüedad clásica, junto con Madeira, las Azores, las Salvajes y Cabo Verde.
¿Los canarios? Los
canarios, los pajaritos llamados canarios, fueron llamados así mucho después, e
incluso se les llamó en realidad “canarios de las Canarias”, lo cual sugiere
que ya existía el nombre actual del archipiélago.
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Año XII / N° CDXCVIII / 3 de febrero del 2025