Gallegos, una mente muy bien amoblada |
La cultura del venezolano es
supremamente variada, probablemente como la cultura de cualquier país del
mundo. Nuestra mentalidad tiene mucho que ver con esa multiculturalidad. Creo
que son dos aspectos inseparables. Uno influye en el otro y el otro influye en
el uno.
Esto lo podemos ver, por ejemplo, en
los muebles de nuestra casa. En Europa, quizás en algunos países
latinoamericanos, probablemente se botan los muebles cuando se quiere cambiar
el ambiente del hogar. En cambio, nosotros tapizamos una y mil veces los mismos
muebles, hasta les cambiamos la forma, de cuadrado a redondo, de dos puestos a
uno.
Sin ir muy lejos, tenemos un perro
caliente único, tomamos prestado un simple pan con una salchicha adentro y le pusimos
aguacate, queso amarillo, huevo frito, salsa de tomate, mayonesa, mostaza y un
largo etcétera.
No obstante, hay muchas cosas en
nuestra cultura que son quizás erradas y sería bueno erradicarlas, y una de
ellas es la creencia de que mientras más títulos se tenga, más educación se
tiene, educación de actitud, no de conocimiento. Se cree que por tener tres,
cinco, seis pergaminos se es una persona muy bien portada.
Pero esa educación viene del hogar,
viene del buen uso cognitivo. El pergamino solo da fe del conocimiento, que
puede adquirirse incluso bajo otras circunstancias. Si no, pregúntenle a Rómulo
Gallegos.
El hogar nos enseña a ser respetuosos,
tolerantes, comprensivos, amables. El pergamino quizás refuerza esos valores,
pero jamás te dará poder para insultar, irrespetar y hacer lo que salga del
forro. El poder que se obtiene con el pergamino es el del saber, no el del
pisotear.
Entonces, que nos conozcan por nuestra
gastronomía, nuestra hospitalidad, nuestro excelentísimo lenguaje y por nuestro
alto nivel cognitivo, lo que le dará mucho más valor a nuestra maravillosa
cultura.
laurajaramilloreal@gmail.com
Año VII / N°
CCLXXIV / 16 de septiembre del 2019
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