lunes, 23 de mayo de 2016

Hablando de los números y sus metáforas [CIX]

Laura Jaramillo



En tiempos idos, las retretas eran una constante en la plaza
Bolívar de Caracas (foto: C.E. Misle, 1964)



         Recuerdo que hace algunos años en la fiesta de graduación de mi prima, como de costumbre, a la mitad del bonche, y pa seguir con el bochinche, llegó un grupo musical bastante agradable en su son. Como lo normal, todos salimos a echar un pie. Era un son de antaño, como de los años 50. Cuando me dicen su nombre, me sonaba como a retrete, pero no, era retreta.
         Luego, con el tiempo, me reencontré con la palabra, lástima que no fue con el grupo, pero con un significado bastante singular, al menos no la había escuchado antes: en el banco había una retreta e gente. Cuando pregunto qué es eso, me dicen: chacha, que el banco estaba cundío e gente. Ahí sí me cayó la locha, porque cundío sí la conozco sobradamente, pues acostumbro decir, cuando me preguntan cómo estaba el metro, que estaba cundío o hasta los tequeteques.
         Según el DRAE, retreta proviene del francés retraite y tiene las siguientes definiciones:

1. f. Toque militar que se usa para ordenar retirada o para que la tropa se recoja por la noche en el cuartel. 2. f. Fiesta nocturna en la que las tropas de diferentes armas recorrían las calles con faroles, antorchas, músicas y a veces carrozas con atributos varios. 3. f. C. Rica y Cuba. Función musical nocturna al aire libre, generalmente en parques y paseos. 4. f. Ven. Concierto que ofrece en las plazas públicas una banda militar o de cualquier otra institución.

         La idea principal de retreta es de multitud, de cantidad de algo en un lugar. Pero no es solamente retreta; rememorando el artículo del colega, hay autopistas de hombres, vergajazo de gente, mierdero de muebles (estas dos últimas tienen un aroma a Oriente y un gusto en su pronunciación), coñazo de cervezas, retahíla de frases, sarta de mentiras y ristra de groserías.
         Además de las mencionadas por el profe, también tenemos parranda: el examen tenía una parranda de preguntas; sarapanda: el mercado estaba rodeado de una sarapanda de bachaqueros. O el cardumen de gente. Cuando vemos a alguien bastante entraíto en años, decimos que tiene una pila de años encima. Recuerdo también a la mamá de una amiga decir que aquí hay chinos como arroz picao.
         En fin, tiene razón el profe Malaver, los usuarios de la lengua tienen la capacidad infinita de crear metáforas, en este caso numéricas, las cuales son supremamente geniales y asombrosas.

laurajaramilloreal@yahoo.com






Año IV / N° CIX / 23 de mayo del 2016

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