Luis Roberts
Lo que queda de la ciclópea sede del Partido Comunista Búlgaro en la era postsoviética |
Iniciamos esta segunda etapa del viaje a la RAE, tocando un tema que
debe estar de capa caída en estos atormentados momentos: la libido. Libido es deseo sexual y es llana, y lívido es amoratado, muy pálido y
esdrújula; aunque uno puede acabar lívido de tanta libido.
En un listado de cuarenta fobias o
aversiones, parca cifra, elijo unas pocas realmente curiosas: la afenfosfobia, aversión a ser tocado; la aliguinefobia, aversión a las mujeres
guapas; la belenofobia, aversión a
las agujas, especialmente las de inyectar; la cacofobia, aversión a la fealdad; la cainofobia, aversión a la novedad; la chamainofobia, aversión al Halloween; la courofobia, aversión a los payasos; y, por último, dos
lamentablemente muy usuales entre nosotros: la fronemofobia, aversión a pensar, y la ergasiofobia, aversión al trabajo.
Una expresión aceptada por la RAE y de
gran actualidad es a la búlgara para
aludir decisiones tomadas por disciplinada unanimidad, a veces con más votos
que votantes, como solía suceder en las reuniones del Partido Comunista
Búlgaro.
Es conveniente de vez en cuando repasar
la lista de palabras con alternancias acentuales, las que admiten dos
acentuaciones prosódicas, como afrodisiaco,
alveolo, amoniaco o cardiaco,
sobre todo los que nos dedicamos a la corrección,
que, por cierto, es una de las palabras que presenta dos de las posibles
duplicaciones de letras en español.
Los medios se arman un lío tremendo con
ciertos gentilicios. El árabe es una raza y una lengua; el islamista, musulmán
y mahometano, profesa una religión. Un bosnio no es árabe, no habla árabe y
generalmente es musulmán. El judío, hebreo o israelita es un pueblo en el
sentido histórico y religioso. Hoy el hebreo es un idioma, el judío una
religión y el israelí una ciudadanía y unas instituciones del estado de Israel.
Así mismo, el finés es un idioma y el finlandés el gentilicio de Finlandia.
Un bloguero bloguea, chatea, guglea,
tuitea y retuitea en Twitter, evita a los piratas informáticos, crea boletines
digitales, usa su tableta, marca tendencias o temas del momento, y todo esto en
la red, usando su internet: esa es la maravilla de Internet. Y todos estos términos
están aceptados con esta grafía para evitar los anglicismos.
¿Saben la regla del nueve para evitar
el queísmo? Convertir el enunciado en
interrogativo: ¿de qué me alegro? (me alegro DE que...); ¿en qué confío?
(confío EN que...); ¿de qué está seguro? (está seguro DE que...). Si la
interrogativa lleva preposición, la enunciativa también. Y lo mismo para evitar
el dequeísmo.
¿Lo implícito
y lo tácito es lo mismo? Para muchos
sí, para la RAE, no: lo implícito es lo no explicado y lo tácito lo no dicho.
Si queremos jugar al calambur, o
simplemente poner en aprietos a más de uno, no hay más que enredarles, aunque
generalmente se enredan solos —pronunciando o escribiendo— con los famosos parónimos,
las palabras que se diferencian en una letra, que quieren decir cosas
distintas, a veces opuestas, y que muchos confunden para hilaridad de unos y
sorpresa de otros. Veamos solo algunos: esotérico
y exotérico; espiar y expiar; espirar y expirar; estirpe y extirpe;
laso y laxo; seso y sexo; aprehender y aprender; adición y adicción; accesible
y asequible; adoptar y adaptar; alimenticio y alimentario; amoral e inmoral; apertura y abertura; apóstrofo y apóstrofe; aptitud y actitud. Y hablando de lo alimentario: comible
y comestible no son lo mismo,
como no es lo mismo querer que poder. Y eso puede pasar tanto con una seta como
con una persona.
Y ya para terminar esta segunda etapa,
señalar que la palabra electroencefalografista:
“persona especializada en electroencefalografía”, es, con 23 letras, la palabra
más larga que aparece en el DRAE.
luisroberts@gmail.com
Año V / N° CLXVII
/ 28 de agosto del 2017
Otros artículos
de Luis Roberts:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario