Luis Roberts
Damos inicio a la que yo pensé que
sería la última etapa de este viaje, pero que resulta que sólo será la
penúltima. Como la descripción de este viaje no se hace en Facebook, no hace
falta que le den muchos me gusta,
aunque de hacerlo, siempre así, en singular y minúscula y si lo quieren adornar
con comillas tampoco pasa nada. También pueden aderezarla con algún emoticono o emoticonos, siempre preferible al emoticón o emoticones, que también son válidas. Igualmente válidos
serían los memes, en este caso en su
acepción más usada de imagen humorística, no la originaria de Richard Dawkins.
Lo importante es huir de la
anfibología, de la ambigüedad gramatical, y de las otras. No es lo mismo: tenemos globos para los niños de colores,
que tenemos globos de colores para los
niños. Este es un problema por resolver por la lingüística computacional y
un enemigo siempre al acecho en el mundo del derecho. Tanto como confundir la iniquidad (acto perverso) con la inequidad (desigualdad). Las dos pueden
acabar en un degüello, no en un degollo, pues degollar es tan irregular como contar,
por eso lo cuento. Y yo soy de los que piensan así, con el
verbo final siempre en tercera persona, no tú
eres de los que opinas...
¿Recuerdan las redundancias? Pues aquí
va otra perla cotidiana: recuperarse
favorablemente. ¿Alguien “se
recupera” a peor? Y hablando de recuperar, no vale la pena recuperar una vocal
cuando es doble en muchos casos, se la puede uno ahorrar, como en contrataque, portaviones, sobresfuerzo,
antislamista, prestreno... Para que esta reducción sea posible, deben darse las
siguientes condiciones: que no existan dos términos de significado diferente,
como reemitir y remitir; que la simplificación no invierta el sentido, como ocurre
con las vocales i y e, como en archiilegal y en ultraamoral;
que no sea con el prefijo bio para
que no se confunda con bi, esto es
extensible a otros prefijos como heli/helio,
ex/exo, di/dia y per/peri; biooxidación y bioxidación no significan lo mismo. Y que no medie una hache, como
en semihilo. La simplificación es más
frecuente en palabras largas (mininvestigación)
y menos en palabras cortas (miniimán).
La letra e se simplifica más
fácilmente, como en sobresdrújula, remplazar o rencontrar y en cambio con la o
o el prefijo co, rara vez hay reducción,
como en microondas.
¿Saben que la letra u escrita en minúscula es una
abreviatura máxima de universidad
usada en muchos países de América y está aceptada por la RAE, así como su
plural con tilde y minúscula úes?
Talibán
es un adjetivo, que tiene género y número: talibana,
talibanes y talibanas. Por lo tanto, la cúpula y la milicia talibana y no talibán.
El “quesuismo”, ¡ojo, no confundirse!,
es tan usual e incorrecto como el “lacualismo”. Hay que usar, en el primer
caso, el adjetivo relativo cuyo y no
la combinación que su: “Es una
persona que su único tema de conversación es ella misma”. Lo correcto sería:
“Es una persona cuyo único tema de conversación es ella misma.” Pero la
combinación que + su es válida en
casos como cuando que funciona como
conjunción: “Me dijo que su proyecto no saldría adelante”.
Un incendio puede estar provocado por
un incendiario, que es un malhechor,
o por un pirómano, que es un enfermo,
pero no es lo mismo. El incendiario produce un incendio intencionado, pero no un incendio provocado, pues todo incendio es provocado por algo o por
alguien. Y, desgraciadamente, el incendio se puede propagar, pero no propalar,
que para eso están los medios. Los incendios los apagan los efectivos del cuerpo de bomberos, que es el conjunto de los
miembros de ese cuerpo que participan en la operación y que puede estar
compuesto por 30 bomberos, pero no por 30 efectivos. Y el incendio puede ser violento, pero no virulento, no propaga enfermedades malignas.
¿Desde cuándo se usa el desde en lugar del en para indicar ubicación y no origen? “Los cancilleres americanos
analizan desde Bogotá...”; “Desde el Gobierno se insiste...”. Lo correcto es:
“Los cancilleres americanos analizan en Bogotá...”; “El Gobierno insiste en...”.
Para alegría de muchos, la palabra poliamor, aunque deriva del anglicismo polyamory está perfectamente formada y
es válida, tanto como su derivada poliamoroso,
por lo que, aunque aún no esté recogida, ni cursiva ni comillas. Y si uno
está de luto, por exceso de poliamor, los brazaletes negros no se lucen, se llevan, pues lucir
significa “brillar”, “resplandecer”. Y si ablación
significa “extirpación de cualquier parte del cuerpo”, si nos manifestamos,
como debe ser, en contra de la “ablación femenina”, o especificamos a qué parte
del cuerpo nos referimos, o puede ser que nos estemos oponiendo a que le saquen
una muela a las mujeres. Si salimos a la calle a promocionar nuestra empresa
repartiremos folletos, pero si
queremos difamar al Gobierno (ejemplo hipotético), repartiremos panfletos, no confundir. Estos panfletos
pueden ser anónimos o estar firmados con seudónimo,
como tantos artículos y obras literarias, pero el seudónimo no es lo mismo que el alias
o el apodo que, estos sí, son
sinónimos. Y ahora una simpática paradoja: “Aprueban un decálogo que contiene
siete principios que ayudarán a...” ¿Un decálogo con siete normas? Pues sí. Un decálogo es ‘un conjunto de normas o consejos que, aunque no sean diez, son
básicos para el desarrollo de cualquier actividad’. ¿Qué tal?
Sigue la próxima
semana
luisroberts@gmail.com
Año V / N° CLXVIII
/ 4 de septiembre del 2017
Otros artículos
de Luis Roberts:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario