sábado, 25 de diciembre de 2021

DECEMBRIS [CCCLXXIII]

Ariadna Voulgaris

 

 

 

Todo nacimiento es un nuevo comenzar.
Madona Tempi (1508), Rafael Sanzio

 

 

         Lo primero es disculparme con mis lectores de Ritos de Ilación porque en el mes de noviembre no publiqué la acostumbrada nota sobre del nombre del mes. Ya he explicado en meses anteriores que los nombres de los últimos cuatro meses del año son más bien aburridos. Casi no hay ninguna curiosidad de la cual pueda colgarse uno para comentarla como parte de la lengua. Siendo así, he seguido desde septiembre la sugerencia del director de hablar de cosas que normalmente suceden en cada uno de esos meses.

         En el mes de diciembre, a parte de la fundación de “la mil veces bendita Universidad Central de Venezuela” (Malaver dixit), tenemos el acontecimiento histórico más importante que puede recordarse: el nacimiento de Jesucristo. Sí, ya sabemos que en realidad Jesús no nació en diciembre, pero con toda la precisión que quisiéramos no lo sabemos, y la verdad es que no importa; pero la tradición que ha celebrado el acontecimiento el 25 de diciembre es tan larga que lo mejor que se puede hacer es dejar las cosas tal como están.

         En Roma se celebraba el 25 de diciembre la fiesta del Sol Invencible, probablemente la más importante del calendario de Julio César. Los cristianos, intentando disminuir la idolatría que suponía la adoración al dios Sol y a otros dioses romanos, decidieron celebrar la fiesta por el nacimiento del Hijo de Dios, el único dios verdadero, en la fecha del dios pagano. Esto sucedía en el siglo IV, y vistos el tiempo que ha pasado desde entonces y la costura con que está pegada a nuestra mente la celebración (para la cual, además, hubiera sido buena cualquier fecha), no vale la pena, a mi juicio, detenerse a discutir sobre el punto. (Que no es lo mismo que satisfacer el deseo de conocer aquella fecha. Hay voces autorizadas que hablan de los meses de verano del año 4 antes de Cristo... que parece una broma, pero es lo más aproximado y creíble que tenemos.)

         Por lo tanto, el mes de diciembre, que, para conservar la uniformidad con los textos anteriores de la serie, decíase DECEMBRIS en latín, es el sinónimo más presto a salir de nuestros labios cuando pensamos en fiesta. También es sinónimo de vacaciones, aunque en Venezuela sean las vacaciones cortas del año. Para otros, supongo yo que será una minoría, es sinónimo de recogimientos, de generosidad, de búsqueda de paz. Incluso en la larga tradición romana, la fiesta del 25 de diciembre era vista como la victoria del dios Sol sobre las tinieblas que parecían vencerlo cada día al llegar la noche. En la tradición cristiana, es Cristo, “la luz del mundo”, quien vence sobre la oscuridad de la muerte y da, así, comienzo a una nueva vida para los creyentes. Por eso tiene sentido la asignación de la fecha de hoy al nacimiento de nuestro humilde Jesús.

         ¿Ustedes no han visto? Todos hemos utilizado la expresión ¿cuándo no hay Pascua en diciembre? cuando queremos recriminarle a alguien que siempre, cíclicamente, hace lo mismo, y mal, por supuesto. Y un año es un ciclo ineludible. Pero la Pascua también es una ocasión para volver a empezar, para iniciar como niños, desde cero, una vida más responsable o menos estéril. Hay quienes lo van a dejar para la semana entrante, que también es diciembre. Es la ventaja que tiene ser el último mes del año (que lo era también en Roma, incluso cuando era el décimo y no el duodécimo), que puede marcar un cambio en algunas personas, ser recordado como un golpe de viento en las velas.

         Como cada diciembre, quiero desear a los lectores de Ritos de Ilación una Navidad con olor de flores y un 2022 feliz, lleno de momentos memorables.

 

ariadnavoulgaris@gmail.com

 

 

 

Año IX / N° CCCLXXIII / 25 de diciembre del 2021

 

 

 

 

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