Las
canciones de cuna “venezolanas”, machistas por demás. Ya Edgardo Malaver,
además de imponer el tema en más de un rito,
aludió a esta característica de nuestra idiosincrasia: el “machismo”, la
dependencia de la mujer por aquello de que es el hombre quien manda, quien
tiene la fuerza, “el dador”, como lo escuché decir hace poco a un entrañable
amigo.
La
lectura del rito número CCLVIII, “¿Quién es la viudita, la hija del rey?”,
publicado el 29 de abril de 2019, me impactó en mi reposo médico y trajo a mi
mente una cancioncita que se las trae en el marco de esa controversia
machismo-feminismo. Es un poema corto formado por cuatro versos octosílabos con
rima consonante -eca, -eta,
-ada, -ada, aunque con cierta irregularidad de un fonema entre los versos
1 y 2: /k/ opuesto a /t/. Es la canción ideal para jugar con los bebés y enseñarlos
a dar palmadas, a aplaudir.
La tortica de
manteca
pa mamá que da la
teta;
la tortica de
cebada
pa papá que no da
nada.
El
bebé la goza y aplaude haciendo gracias a su público: mamá, papá, hermanos,
amigos, en fin, familia. Sin embargo, la cancioncita trae su veneno machista. ¡Ay,
ay, ay! Su último verso dice: “pa papá que no da nada”. ¡¿Nada?! ¿Qué nos inspira este verso? ¿Denuncia, crítica,
reproche al padre machista que deja a la madre sola en la crianza del bebé
(hijo)... que no da nada? ¿Qué significa esa nada? Dar nada.
Veamos
qué dice el diccionario sobre la palabra nada:
pronombre indefinido categórico en su definición: ‘ninguna cosa, negación
absoluta de las cosas, a distinción de las personas. // Cosa mínima o de muy
escasa entidad’. Nunca digas nada.
Nunca digas nunca. ¿Les es familiar
esta expresión?
Nada, pues, define a ese padre tradicional que se sale del cuarto conyugal si el bebé
llora porque debe trabajar al día siguiente. Sí y no. Es el padre “dador” que
mantiene el hogar, pero nada que ver con las labores caseras cotidianas. El padre que responde: “Ella no hace
nada”, ante la pregunta: ¿Qué hace tu
esposa? No obstante, ella se ocupa de tooodas las labores hogareñas.
Ese
“papá que no da nada” no es el padre actual, milenial, al que criamos más
consciente de la igualdad entre el hombre y la mujer en el hogar
mantenido por ambos, en el que ambos trabajan en la calle y comparten las
tareas hogareñas. El padre que acompaña a su pareja en el proceso de gestación
y se prepara para la venida de sus hijos, tal como lo hace la mujer. El padre
que acompaña a la madre en el alumbramiento de su hijo, sea parto natural o
cesárea. El padre que recibe a su hijo al nacer y se lo entrega a la
parturienta con toda la emoción que significa ese producto del amor de ambos,
que los convierte en “equipo” (como dice mi nuera) en la primera atención y en su crianza.
¿Qué
hacer, entonces, con la cancioncita de marras? ¿Cómo cantar ese último verso
sin que subliminalmente etiquete al padre como “irresponsable”? No resta más
que cambiar el verso, crear su propia versión: “pa papá que da empanadas”, por
ejemplo, “pa papá que da palmadas”, “pa papá que ríe a carcajadas”. Así la canto
yo a mi cuchinieto.
Para
concluir, tal como dice Xuyen Zambrano en su rol de madre en Instagram Arrorró, Mami,
con respecto a esta canción:
Quizá me dirán exagerada pero si
quiero sembrar en ellos [sus dos hijos] la idea de que el hogar se construye en
equipo y de que mamá y papá cumplen con un rol importante en sus vidas, no
puedo cantarle todos los días que papá no da nada.
Además, tengo dos varones y quiero
que el día de mañana ellos den TODO por sus familias y sus hijos.
Así que en mi versión, varío los aliños
y les invento cosas como: “Arepita de manteca pa mamá que da la teta; arepita
de anís pa papá que hace reír.
¡A desarrollar, pues, esa inventiva! Las canciones de cuna son un
rico recurso de aprendizaje para los niños, pero hay que tener cuidado con los
valores subyacentes en ellas. Solo nos resta versionarlas a voluntad con el
ingenio materno... ¡y paterno!
ue.eim.ucv@gmail.com
* Digo la
tortica y no arepita porque
así aprendí este poema en mi seno
familiar cumanés, donde se llama torticas
a lo que por estos lares llaman arepitas,
específicamente si son fritas.
Año VIII / N°
CCXCVI / 23 de marzo del 2020
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Qué lindo, profe, desde que era chiquita y le cantábamos la canción a mi hermana menor me perturbaba ese "nada", ahora que tengo un hijo sin duda buscaré alternativas como las que usted propone. Un abrazo!
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