“De
lo que contesçió a un rey con los burladores
que fizieron el paño” es el cuento chino de Juan Manuel en El conde Lucanor, del siglo XIV |
La
expresión cuento chino la define la
RAE como embuste, es decir, ‘mentira
disfrazada con artificio’. Para unos, el origen de la expresión está en la
reacción de los españoles a la traducción al castellano en 1503 de los viajes
de Marco Polo, en el Libro de las
maravillas, en el que se describían animales, costumbres e historias,
cuentos, tan fantásticos que parecían inverosímiles, mentiras: “Eso es un
cuento chino”.
En
América la expresión se generalizó en Cuba cuando España e Inglaterra acordaron
en 1847 acabar con la trata de esclavos negros para las plantaciones de azúcar
y los españoles empezaron a importar a Cuba trabajadores chinos con unos
contratos leoninos escritos en español y con letra pequeña, que de hecho convertía
a los ilusionados y hambreados chinos, los culíes,
en “esclavos” de otro color, que llevó al suicidio a centenares de ellos. Esos
contratos eran “un cuento chino”.
Pero
el cuento, la leyenda, la fábula, el mito, chino o no, existen desde que el
hombre, perdón, el ser humano (por eso del lenguaje inclusivo) adquiere el
lenguaje y se socializa.
El
estudio del cuento, tiene un hito fundamental, no sólo en el análisis del
cuento, sino en la literatura en general, en la crítica literaria e, incluso,
en la estilística; me refiero a la maravillosa Morfología del cuento de Vladimir Propp (disponible en línea), uno
de los más importantes representantes del Círculo de Moscú, de los formalistas
rusos de los años 20 del siglo pasado, tardíamente reconocido en Occidente
gracias a su influencia en los estructuralistas Jakobson y Barthes. Propp
estudia la morfología, la estructura, de los cuentos populares rusos y los
clasifica como se puede hacer con la morfología del cualquier organismo.
Siguiendo sus pasos, Bronislaw Malinowski va más allá y encuentra la relación
entre las leyendas, los mitos y los cuentos, y hasta las religiones, por lo
tanto, como lo es para Joan Prat i Carós, el tercer sentido de la voz “mito”,
el hieroi logoi, o narraciones
sagradas. Posteriormente aparece la obra fundamental de Bolte y Polivka donde
se analizan los cuentos de los hermanos Grimm y la bibliografía, los cuentos
que ellos conocían, desde Las mil y una
noches hasta la recopilación de Afanassiev de más de seiscientos textos.
Deformación
profesional académica: colgar el marco teórico antes de añadir el cuadro. Y el
cuadro es que todos los cuentos folklóricos rusos tienen la misma morfología,
secuencia más o menos, que los de las demás culturas y que los temas de los
cuentos, leyendas y mitos son universales, claro, con sus variaciones
culturales, temporales, etc. Por ejemplo, el famoso cuento de Andersen “El
traje nuevo del emperador”, o “El emperador desnudo”, que todos conocemos. Es
un cuento que existe en la tradición turca, en la de Sri Lanka, en la india (La piel del elefante) y en la española (El conde Lucanor). Es, como todos los
cuentos, una metáfora narrada en términos de lo maravilloso. El emperador, el
líder, es un vanidoso al que lo que más le importa es el ropaje, las apariencias,
la ideología, y unos sinvergüenzas estafadores, aduladores, ideólogos, le
venden una supuesta tela para hacerle un traje que era invisible para los
estúpidos e incapaces. Obviamente, ni el mismo emperador, el líder, ni ninguno
de sus servidores, ministros, lacayos, chupamedias, cómplices, socios, se
atreve a decirle que va desnudo, que no tiene nada, que es una nada absoluta,
un desnudo total, intelectual y físico, y así le permiten pavonearse en
aparatoso desfile, en transmisión televisiva, hasta que un niño inocente se
atreve a exclamar: “¡Pero si va desnudo!”. Ese niño inocente, mutatis mutandi, en muchas culturas es
una metáfora de un pueblo, un pueblo inocente, un pueblo ingenuo, un pueblo
víctima, que de repente, en algunas situaciones puede también gritar: “¡Pero si
va desnudo, nos está engañando, no tiene nada!”.
Como
se pueden imaginar he elegido este cuento absolutamente al azar para ilustrar
la teoría de los formalistas rusos sobre los cuentos nuestros de cada día, sean
chinos o no.
luisroberts@gmail.com
Año VI / N° CCXXIV
/ 3 de septiembre del 2018
Reflexiones sobre la anomia
Predecir las palabras antes de escucharlas
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