lunes, 16 de octubre de 2017

Viaje a la RAE (VI) [CLXXIV]

Luis Roberts


Rafael Sanzio se aseguró de incluir a Pitágoras, filósofo
y matemático, en
La escuela de Atenas (1511)



         Ausentarse de un sitio no es estar ausente. Ausentarse es largarse, irse; estar ausente —si no es estar pensando en otra cosa, no estar— es no acudir, no ir, no presentarse.
         Con ya alguna experiencia en los caminos lingüísticos, he huido, con el mismo afán que muchos colegas, erróneamente, huyen del mundo de los números, de los escollos de la ortotipografía y los símbolos. Pero no me queda más remedio que enfrentarme a uno, el lemnisco, que en este caminar puede producir más molestias, valga el chascarrillo, que el propio menisco. El lemnisco, este símbolo: ÷, nos puede traer más dolores de cabeza de lo que creemos, pues en España y los países mediterráneos es el significado de una progresión aritmética. En los países anglosajones se ha adoptado para indicar la división y en el norte de Europa, Alemania y países escandinavos y nórdicos, significa resta. ¡Ojo!, no debe confundirse con la lemniscata, que es una figura geométrica, ∞, también usada en aritmética. En inglés se llama obelus, aunque en español el óbelo es otro signo, al que actualmente se le asocia la forma de cruz: †. Ahora entenderán, tras este galimatías, por qué en mi caminar procuro eludir estos escollos.
         Y les dejo un momento para ir al bufé a comer, antes de ir al bufete de mi abogado, y es que los abogados no se comen, aunque algunos se lo merecerían, por eso no hay que confundir esos términos.
         No hay nada más cansino que leer u oír repetitivamente el verbo de dicción dijo o ha dicho, como si no existieran otros verbos de dicción que pueden sustituir a decir, como indicar, señalar, afirmar, manifestar o declarar. En ocasiones se emplean de forma inadecuada otros verbos de dicción, cuyo significado no puede compararse a decir, ya que denotan un comportamiento determinado del hablante y su uso sólo es apropiado cuando la persona se ha comportado así. Por ejemplo: recalcar, subrayar, enfatizar (todos con énfasis); asegurar, aseverar (con convicción); comentar, precisar, puntualizar (aclarando o completando); admitir o reconocer (adhesión).
         ¿Cuántas veces no hemos esgrimido excusas y pretextos en nuestra vida? Pero sepamos que no es lo mismo, pues un pretexto es una excusa falsa, ‘un motivo o causa simulada o aparente que se alega para hacer algo o para excusarse de no haberlo ejecutado’. Una excusa puede ser falsa o verdadera, ‘puede ser, o no, la justificación real de la disculpa’. Todos los pretextos son excusas, pero no todas las excusas son pretextos, y la expresión falso pretexto es una redundancia.
         Los grupos consonánticos cultos pero silenciosos, los de algunos términos propios de disciplinas técnicas que conservan grupos de consonantes aunque son impropios del español: ftalato, gnomo, ptialina, psicología, psoriasis, dismnesia, ctenóforo, tsunami. La Academia recomienda mantener ps en psiquiatra y en parapsicológo, pero admite la simplificación; sin embargo, prefiere la simplificación del prefijo pseudo- (seudociencia)
         Me había propuesto no volver a tropezar con la ortotipografía, y menos con la tipografía, pero hay algo que me parece interesante en una época en la que ya casi todos usamos el teclado de la computadora para escribir hasta las cartas de amor, y que sólo algunos escritores negacionistas de alguna faceta del progreso, como Julián Marías, siguen usando la estilográfica. «Dime qué tipo de fuente usas y te diré quién eres». Claro, la elección de la fuente depende de muchos factores: estéticos, necesidades del lector, los medios técnicos (tipo de papel y sistema de impresión), o el contenido (abundancia de siglas, uso de versalitas...) Incluso hay una familia, la Times, pues es la que usa el diario The Times, para la prensa escrita. Una clasificación básica y esquemática es la siguiente: la letra de texto como esta, la Times New Roman, se considera adecuada para la lectura continuada, mientras la letra decorativa o de fantasía, como esta, la Comic Sans, suele tener una función expresiva y sirve para crear contraste. Está la letra con remates, de nuevo la Times, que tienen pequeños adornos en los extremos de algunos trazos, mientras que la letra sin remates o a palo seco, o sans serif, carece de esos adornos, como esta Microsoft sans serif. También tenemos la letra monoespaciada, que es la que tiene todas las letras del mismo ancho desde la i hasta la M, como esta, la Courier, utilizada por ello en los subtítulos. Y por último, la letra caligráfica, que imita la manuscrita, como la Mistral.
         Se dice que las letras con remates son más adecuadas para la lectura en papel y las letras sin remates para la lectura en pantalla, pero los estudios de legibilidad no son concluyentes. A cada quien su estilo y a cada edición el suyo.

luisroberts@gmail.com




Año V / N° CLXXIV / 16 de octubre del 2017



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