lunes, 22 de enero de 2024

Yo, Alejandro y Ricky [CDXLIV]

Edgardo Malaver Lárez

 

 

¿Ahora qué quieres, mi amigo de España?

 

 

 

         Por algún desconocido camino llegó a mí hace unos días un video en el cual aparece la cantante italiana Laura Pausini acompañada, a su derecha, por el español Alejandro Sanz y, a su izquierda, por el puertorriqueño Ricky Martin. Pausini se dirige a un grupo de jóvenes artistas diciéndoles: “Queremos darles las gracias, yo, Alejandro y Ricky, por haber estado a nuestro lado y creer en nosotros desde el comienzo de la banda”. Se observa que en algún momento Sanz le hace señas tocándole en una rodilla a Pausini, como queriendo detenerla, mientras Martin sonríe, pero ella espera hasta terminar para preguntarle jocosamente a Sanz: “¿Ahora qué quieres?”. Y él le responde: “No, es que en español se dice: ‘Alejandro, Ricky y yo’”. Ella, asombradísima, exclama: “¡Pues, ¿entonces, todo lo que he grabado en Nueva York está mal?!”. El español le asegura: “Sí, todo está mal”. El otro incluso bromea: “No te preocupes, todo el mundo se dio cuenta y todos han hablado al respecto... pero è così”. El video termina cuando los tres vuelven a ponerse en posición para repetir la grabación.

         ¿Es incorrecto, indebido, reprochable decir, por ejemplo, “Yo, Alejandro y Ricky”? No, no lo es, solamente tenemos la visión de que lleva una pizca de descortesía. Nada más. No existe otra razón, otro factor, otro detalle por el cual no debamos nombrarnos nosotros mismos en una enumeración de personas entre las cuales está el que habla. Ni siquiera existe norma alguna en la gramática académica de la lengua española. El Diccionario panhispánico de dudas confirma que no existe “justificación lingüística para censurar su anteposición” [la del pronombre yo].

         Sí, en la lengua hablada es mejor, preferible, ideal, como se nos enseña no bien comenzamos a utilizar los pronombres personales, más o menos a los 15 meses de edad, dejar el yo para el final, pero es un asunto de mera cortesía para con los interlocutores. Y no es poca cosa la cortesía, claro que no, pero comenzar nombrándose a uno mismo (que no es, por cierto, infrecuente) no puede ser tomado por error gramatical, sintáctico ni semántico. Sería apenas en el terreno pragmático donde habría espacio para reflexionar un poco sobre esto, pero ni siquiera en ese terreno abundarían los argumentos para tomarlo como un ataque airado e impertinente contra el oyente, particularmente en la lengua hablada. Además, en la lengua, como en ninguna otra área de la vida, todo depende de la situación comunicativa, que es siempre un mundo aparte cada vez.

         La popular Laura Pausini, entonces, no estaba cometiendo ningún error. Y sus famosos amigos Alejandro Sanz y Ricky Martin, que hablan variantes del español de ambos lados del Atlántico, trataron el asunto con el debido respeto y, en apariencia, sabiendo que no se trataba de una falta abominable. Y eso es lo exquisito y lo bello del video: la forma elegante y graciosa en que resolvieron, ellos por un lado y ella por el otro, el supuesto error, la levísima falla, la entrecomillada descortesía del discurso. Lo resolvieron con elegancia y amistad, con dignidad y sonrisas. Al fin y al cabo, no es grave, ni siquiera llama muchísimo la atención, sólo... è così.

 

emalaver@gmail.com

 

 

 

Año XI / N° CDXLIV / 22 de enero del 2024

 

 

 

Otros artículos de Edgardo Malaver

¿Por qué Andrés Bello escribe tan mal?

¿Quién es la viudita, la hija del rey? (II)

Las matemáticas son una sola

Lecherías también es una sola

Estás pidiendo más que Carúpano

 

1 comentario:

  1. No sé porqué recordé al elocuente profesor Jirafales cuando decía: "El burro por delante". Ja, ja, ja.

    ResponderBorrar