Edgardo Malaver
El Arco del
Triunfo bajo la nieve (1940),
fotografía de Robert Doisneau
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Vamos
a responder una vieja pregunta: ¿cómo se dice, profe: neva o nieva, forza o fuerza? No es difícil responder, en realidad, y en los más de los
casos, ni siquiera hace mucha falta consultar diccionarios o libros de
gramática. Quizá lo principal que habría que tener presente es que ambos verbos
son irregulares. A los regulares no se les ocurre sembrar esas dudas en los
hablantes.
Cuando
usted se encuentra con esta disyuntiva, no tiene más que pensar en otro verbo
que sepa conjugar con certeza y cuya estructura vocálica —se me ocurre llamarla
así— sea igual a la del verbo con el que tiene la duda. Por ejemplo, si usted
no se decide acerca de si decir Me
fuerzas a buscar otra opción o Me forzas
a buscar otra opción, piense en el verbo soñar. Es la misma estructura vocálica, o-a, que en algunas
formas se convierte en ue-a (o ue-o), y nadie duda de cómo se conjuga soñar: yo sueño, tú sueñas, él sueña, nosotros soñamos, ustedes
sueñan, ellos sueñan. Así que,
con confianza, diga Me fuerzas a buscar
otra opción.
En
el caso de nevar, ¿deberíamos decir En París nieva cada cien años o En París neva cada cien años? Hay que
pensar, como en el caso anterior, en un verbo similar que sepamos conjugar. Nevar tiene la misma estructura vocálica
que regar, por ejemplo, es decir, e-a (que deriva en ie-a o ie-o), de modo que
si decimos yo riego, tú riegas, él riega, nosotros regamos,
ustedes riegan, ellos riegan, entonces habría que conjugar también así el verbo nevar. Habría que hacerlo si nevar fuera un verbo irregular corriente.
Es defectivo y, por eso, no se conjuga más que en tercera persona del singular;
es decir, habría que decir En París nieva
cada cien años.
Sí
hay que tener el cuidado de no elegir un verbo regular como modelo. Podar y entrar, por ejemplo, no nos van a servir porque sus estructuras
vocálicas no varían en la conjugación. La duda sencillamente no aparece.
Tampoco funcionarán doblar, donar, dorar, dotar, orar, osar, robar, sobar, soplar, votar. En el otro
grupo, no se adaptan a esta “regla” los verbos alegrar, besar, cesar, dejar, inventar, legar, mermar, quedar, velar, vetar.
Si
usted aún se siente inseguro, puede hacer este ejercicio: conjugue (y, mejor aún,
construya oraciones, al menos, en tercera persona del singular con) los verbos acordar, colar, contar, esforzar, holgar, poblar, rodar, rogar, volar. Y, para que
no vuelva a dudar, incluya entre ellos amolar.
En el otro grupo, puede utilizar éstos: acertar,
apretar, cegar, helar, mentar, segar, sembrar, sentar, tentar. Y, por si no le ha sonado curiosa su conjugación, inténtelo
también con fregar.
Por
último, otro ejercicio muy útil —pero antes de hacerlo puede ser bueno recurrir
al diccionario— es conjugar y emplear en oraciones el verbo amueblar... ¿o es amoblar?
emalaver@gmail.com
Año V / N° CLXXVIII
/ 6 de noviembre del 2017
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