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El matiz del vigor animal no aparece en el diccionario |
Cinco de las ocho acepciones que le
asigna la Real Academia Española son venezolanismos, tres de los cuales
enteramente venezolanas. Qué arrecho, dirían en Venezuela. La palabra arrecho parece ser de esas que, por
escabrosas y cubiertas de morbo, no pasan de moda, que significan tanto para la
gente que le urge usarlas para nombrar otros significados. Y en Venezuela, esta
palabra tiene otros significados.
En Venezuela, una simple molestia, como
por ejemplo, perder el tren después de correr para atraparlo porque va uno tarde
al trabajo, puede ser una arrechera,
aunque a nadie le va a dar un infarto por este incidente. “El pueblo está
arrecho”, dijo un día Eduardo Fernández, refiriéndose a la gravísima situación
socio-político-económica, y lo conectó con el “bravo pueblo” del himno
nacional. Es decir, un malestar como el que llevó al pueblo a irse detrás de
los libertadores para hacer la guerra de independencia, además de ser una
actitud bravía, es también una arrechera.
En algunos países no se han ido los
hablantes por ese camino, de modo que cuando un venezolano llega, por ejemplo,
a Buenos Aires y exclama, frente al obelisco: “¡Qué arrecho”, a cualquier dama
refinada le puede parecer que es vulgar y chabacano. Sin embargo, aunque no
tenga ese hablante esa intención, describe el obelisco de manera literal y
exacta: ‘tieso y erecto’, como si fuera un pene, o sea, en primera acepción. La
segunda es ‘excitado sexualmente’.
Si a usted no le suena que sea así,
piense nada más en cómo se parece arrecho
a su romano antepasado, arrectus,
participio pasado de arriegere, que
equivalía a enderezar, poner derecho,
erecto. Con razón es la primera acepción en todas partes... hasta en Venezuela.
La tercera acepción, la más conocida en
Venezuela, para muchos la única, aunque compartida con colombianos,
costarricenses, salvadoreños y hondureños, es la que más se ajusta a la
presente situación. Estar ‘iracundo y furioso’ es estar arrecho, como visiblemente
está el pueblo en este momento... a no ser que ahora a la gente hambrienta ya no
le moleste que le nieguen la comida o que a los enfermos les agrade que les
quemen las medicinas.
Las últimas tres, meramente
venezolanas, también pueden aplicarse a la presente situación. ‘Sensacionales’,
‘vehementes’ y ‘difíciles’ han sido estos últimos 20 años y estos últimos días
en Venezuela. Es una arrechera que ya ha pasado la mayoría de edad, pero no ha
dejado de crecer. Sería natural y comprensible que en estos días estallara,
pero aun si no estalla, la única válvula que le va quedando, la lengua, ya se
las está ingeniando para lanzarnos imágenes del monstruo que se come a
Venezuela por dentro. En estos días, en cualquier parte del mundo, basta con
decir involuntariamente que un fruto ya es comestible para que la mitad de los
presentes lance un grito que recuerda a la madre del monstruo. Qué arrecho.
emalaver@gmail.com
Año VII / N° CCXLIX / 25 de febrero del 2019
EDICIÓN DEL SEXTO ANIVERSARIO
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Te botaste.
ResponderBorrarQué arrecho está ese rito!!!
Te felicito,tuve un compañero de trabajo peruano y una vez en una conversación informal le dije que estaba arrecha y al pobre hombre casi le da un infarto, se puso rojo. ¿Cómo era posible que una dama como yo se expresara de esa manera? Y yo le contesté, en Venezuela la palabra arrecho se presta para todo y le expliqué: Cuando un venezolano, dice ese carro está arrecho no está diciendo que está excitado se refiere a que está bonito,vale la pena, está en buenas condiciones.
ResponderBorrarUna situación arrecha es algo complicado, y así le fui dando ejemplos. Lo cierto es que cada vez que me veía siempre bromeaba con la palabra y a mi me tenía arrecha.