Edgardo Malaver
Los zulúes lograron derrotar al poderosísimo
Imperio Británico
en
la Batalla de Isandlwana (1879) |
Heme
aquí, otra vez, con los plurales. Los plurales de las palabras que terminan con
i y u acentuadas me han atraído desde que por primera vez oí en la
escuela que se formaban agregándoles la terminación -es. Qué sencillo y qué fascinante; sencillo porque, en realidad,
es la misma regla que para las que terminan con consonante, y fascinante porque
agregando los mismos sonidos se consiguen resultados tan diferentes. He estado
jugando desde entonces con colibríes y manatíes, como si fueran los subibajas
del parque, con ñandúes y caribúes, como si pertenecieran a mi ecosistema.
También, de vez en cuando, con los maníes y los champúes, que son más
cotidianos.
Con una
poca de ayuda del diccionario y limitándome a sustantivos y adjetivos, he
rescatado de mi memoria estas palabras que terminan con í: ají, ajonjolí, alfonsí, alhelí,
bagdadí, baladí, bengalí, benjuí, berberí,
bisturí, borceguí, carmesí, chantillí, chií, coatí, colibrí, cují, i, culí, esquí, frenesí, guaraní, hurí, iraní, iraquí, israelí,
jabalí, malí, manatí, maní, maniquí, maorí,
maravedí, marroquí, nazarí, pachulí, paquistaní, pedigrí, pipí, pirulí, popurrí,
potosí, rabí, rubí, saudí, sefardí, sí, sufí, suní, tahalí, tejemaní, tetuaní, tití,
yemení, zahorí. Usted puede, sin ningún temor, como quien tiene la
Constitución en la mano, pluralizar las 55 agregándoles -es. Su maestra de tercer grado lo felicitará. Algunos otros
hablantes lo mirarán como si usted hubiera dicho una grosería en ruso...
siempre por razones baladíes. Un rasgo justiciero que tienen los adjetivos de
este grupo es que son inmunes a las diferencias de sexo de los seres vivos y de
género de los objetos inanimados.
Las
que terminan con ú, por su parte, son
menos frecuentes... o mi memoria no les es tan favorable: añú, bambú, bantú, bululú, calalú,
canesú, caribú, cebú, champú, cu, cucú, fufú, gurú, hindú, iglú, menú, ñandú,
ñu, paspartú, Perú, pupú, ragú, tabú, tatú, tiramisú, tú, tutú, u, vudú, zulú. Poco más de la mitad. Lo que pasa en el
grupo anterior, pasa aquí.
Tradicionalmente
se ha entendido que pluralizar estas palabras con una simple ese indica un uso
más bien popular, mientras el otro es más bien culto, lo cual también puede traducirse
con facilidad a la dicotomía entre oralidad y escritura. La Academia Española,
que con la edad ha aprendido de los bambúes a ser flexible, ahora le da
tratamiento descriptivo, en lugar de prescriptivo, al asunto. Cada quien sople
el viento hacia su molino.
Una
consecuencia lógica y esclarecedora de este tipo de pluralización es que las
vocales i y u, cuando aparecen como palabras individuales, como sustantivos,
deberían pluralizarse, igualmente, íes
y úes. El habla cotidiana lo confirma
con la expresión poner los puntos sobre
las íes. Sin embargo, suele creerse que el plural de las vocales a, e
y o cuando aparecen solas es también
con -es. La propia Academia nos ha
dicho toda la vida que las palabras que terminan con esas vocales y éstas
reciben el acento se pluralizan con ese: marajás,
papás, sofás; bebés, cafés, pagarés; dominós, rondós, bongós. La diferencia está —o debe haber estado en la antigüedad—
en la calidad de abierta o cerrada de la vocal.
Nos
agrade o no, como ni queriendo puede detenerse la evolución de la lengua, esto
terminará cambiando y probablemente dentro de cien años no tenga sentido que
nadie haga estos comentarios porque sencillamente será de otra forma, que nadie
cuestionará. El problema, entonces, no es la antigüedad, ni lo es el futuro. El
problema ni siquiera es el plural de ninguna palabra. El problema, si es que de
verdad hay alguno, soy yo, que, cuando quiero comerme una galleta en la calle, al
llegar al kiosko, no logro decir sino: “Señora, por favor, deme dos Marilúes”. Y,
si necesito un disco compacto para guardar información, llego a la esquina de
mi cuadra y le digo a un buhonero que verdaderamente se gana la vida bailando: “¿Cuánto
cuestan hoy los cidíes, compañero?”
emalaver@gmail.com
Año IV / N° CXVI
/ 18 de julio del 2016
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