Luis Roberts
Las
palabras y el fuego respaldan
la candidatura de santa Tecla.
Ilust.: catholic.net
Nada más lejos de mi intención que proponer a la Iglesia Católica la elevación a los altares de una nueva santa, ¡Dios me libre! Vana intención. Bastante tiene la Iglesia con los más de 9.000 santos y beatos que tiene en su santoral, cada uno con su correspondiente día de celebración; casi treinta al día.
Según el derecho
canónico, el católico debe bautizar a sus vástagos con los nombres de los
santos del día, lo que, si se cumpliese, haría de las partidas de bautismo un
documento libresco. Los Borbones encontraron hace tiempo la solución: les ponen
humildemente sólo cinco o seis nombres rematándolos con un “y de Todos los
Santos” y asunto concluido. Al contrario: a pesar de que en los últimos papados
se han proclamado algunos nuevos centenares de santos, se ha tendido a aligerar
la nómina eliminando algunos santos de larga tradición y devoción, incluso la
mía, como san Cucufato y san Cristóbal.
Lo que
propongo, a sabiendas de que no se me hará ningún caso, es cambiar el
patronazgo de los traductores. Nuestro santo patrón es san Jerónimo, santo por
el solo mérito de haber traducido, y mal, la Biblia, la llamada Vulgata
latina. Bien es cierto que lo aceptamos porque tenía varias coincidencias
con nuestro hacer diario: conocía superficialmente el arameo, el hebreo, el
griego y el latín, inventaba cuando ser hallaba en un callejón sin salida y
echaba mano de los falsos amigos y de acepciones erradas en infinidad de
ocasiones. Metidas de pata de consecuencias teológicas hoy difíciles de
enmendar. Camel en arameo es, efectivamente, ‘camello’, pero también el
cabo o la soga que amarra un bote, por lo que al caer, como nos ha pasado
tantas veces, en un falso amigo, se le ocurrió eso de pasar un camello por el
ojo de una aguja, en vez de un cabo; ¿un camello? Y ahí quedó para siempre.
Pero más grave fue lo de confundir almash, que es una joven adolescente,
con una virgen que es betulá en arameo, y esa discusión teológica fue el
objeto, no solo de arduas discusiones en varios concilios, sino de asesinatos,
herejes quemados vivos, etc.
Mi propuesta, abocada al fracaso, repito, es abandonar el patronazgo de san Jerónimo y, como ya lo intentaron en su día sin éxito los informáticos, declarar como nuestra santa patrona a santa Tecla, lo que supondría solo un adelanto de seis días en la celebración del Día del Traductor. Las razones son obvias, como los informáticos, los traductores pasamos más horas al día con la tecla que con nuestra pareja. Además, su martirio tiene una gran afinidad con nuestro quehacer. Santa Tecla de Iconio (ninguna broma al respecto, por favor), acompañaba a san Pablo en sus viajes “evangelizadores” (las comillas son porque no había aún evangelio alguno) y toda su meta en la vida era permanecer casta y pura, lo que con san Pablo no debió costarle mucho esfuerzo, pues según las crónicas de la época era bajito, calvo, patizambo y contrahecho.
Según llegaban a diversas ciudades siempre
había algún jerarca que pretendía violarla, lo que al parecer era usual en esa
época, y ella se negaba por mor de su deseo de castidad. Por ello fue
repetidamente condenada al martirio. Primero fue quemada viva, pero una lluvia
con granizo apagó el fuego, según unas versiones, y según otras el fuego se
convirtió en un halo protector. ¿Cuántas veces los clientes no nos ponen a
correr on fire para entregar un trabajo en unas pocas horas y lo hacemos
y sobrevivimos?
Más tarde
fue echada a los leones para que la devorasen y estos la lamieron los pies.
¿Cuántos clientes han amenazado con devorarnos y al final no han tenido más
remedio, no que lamernos los pies, pues ya no es de uso, pero sí de darnos las
gracias? Y por último cuando iba a ser degollada se abrió la roca de un monte y
ella desapareció en su interior para siempre. Todo traductor sabe que en algún
momento, cuando un cliente quiere degollarlo, lo mejor es desaparecer para
siempre.
Aquí queda
mi propuesta sin futuro: santa Tecla patrona de los traductores.
luisroberts@gmail.com
Año XI / N° CDXXVIII / 3 de julio del 2023
Brillante! Viste que hace poco tiempo comenté uno o dos artículos tuyos anteriores? I am Waldo!
ResponderBorrarSímpática propuesta, plena de sabiduría. A ver qué dicen los traductores.
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