Antonio Peña
Rinpoche... gurú |
Mil
veces me ha ocurrido (y a mi bella compañera de trabajo también) que tenemos
que levantarnos súbito del escritorio para ir a la oficina del “gran sabio”, o
“gurú” a decirle y explicarle que en ese texto cuya traducción encomendó hay un
error. Ojo: no gramatical, ni de ortografía, porque esos son fáciles de
corregir, sino de “contenido”, que es peor.
Primero
que nada, tienes que tener la prueba en la mano, impresa, y estar bien
documentado. En segundo lugar, no debes esperar que el funcionario admita a las
primeras que efectivamente sí hay un error (a menos que sea muy evidente). Y en
tercer lugar, a veces hay que dejarlo así, porque sí; porque el autor lo quiere
así.
Mi gran
pregunta es: cuándo lo traduzco, generalmente al inglés, ¿debo transmitir el mismo
error en la lengua de Shakespeare?
Y mi
única respuesta es NO.
Traducir
el error, en mi opinión, es un pecado profesional, es una falta de ética. Es
más, sería un exabrupto lingüístico que yo nunca me permitiría. Cuando el “gran
sabio” me dice: “Déjelo así”, yo pienso: “En tu texto quedará así; en mi
traducción, que es MI texto en inglés, aparecerá como debe ser”.
Y así lo
hago. ¿Y saben algo? Generalmente, cuando al final ven publicada la traducción,
van a mi oficina y me dicen: “Oye, Antonio, quedó muy buena la traducción”.
Y yo me
pregunto: ¿De verdad este señor habla inglés o español?
De
verdad, ¿habla?
antoniojpm@gmail.com
Año IX / N°
CCCLXIII / 23 de agosto del 2021
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Me encanta tu artículo. Me veo reflejada en él. Se me hincha la vena de la frente cada vez que oigo “déjalo así”. Un abrazo, Antonio.
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