Edgardo Malaver
Mis letreros contra los tuyos. Las
guerras también se hacen
con palabras. Foto:
M. Gutiérrez (EFE)
|
Hace como una semana, oí en el metro un
chiste más bien cruel: un padre regresa del hospital a su casa y les dice a sus
hijos: “Tengo VIH, VPH, VHC y VEB, y el VDRL casi me causa un ACV”. La hija
menor, al verlo triste, le responde: “Te comprendo, papá, yo tengo SMS, GPS,
MP4, LAN, LCD, DVD con HD y aún no estoy conforme”. Existen cosas de uso
cotidiano cuyos nombres puede uno pasar la vida entera ignorando porque nos han
llegado ya abreviados y así funcionan, como curiosos sustantivos que se
escriben con letras mayúsculas.
Hay hasta nombres de países que en
multitud de ocasiones aparecen escritos así. El más destacado quizá sea Estados
Unidos —denominación que se utiliza a falta de “nombre oficial”—. Lo más
frecuentes es encontrar EEUU (con o
sin separación, con o sin puntos), EUA,
e incluso el anglicismo USA. Todas
son fácilmente identificables. Lo difícil es no confundirla con EAU.
Aquellos cuyos nombres están formados
por dos palabras, aunque no siempre, sí son un tanto difíciles de identificar,
como RD, CR, NZ, TT, y grupos de países, como la UE, AP o la AL (que
últimamente se ha convertido en ALC), pero también existen la ONU, la OEA, la APEC,
la OPEP, la OTAN, los BRICS. Algunos nombres han sido tan importantes en la
historia, que, aunque ya no existen esos países, siguen apareciendo en nuestro
discurso: URSS, RDA, RFA, RAU.
En todos los campos se produce este
fenómeno. En el deporte, el COI decide dónde y cuándo vamos a ver los JJOO; la
FIFA impone las reglas del fútbol; la UCI, las del ciclismo; la NBA, las del
basquetbol americano; la LVBP, las del venezolano.
Los MCS de EUA a veces hacen famosa a
la gente diciendo simplemente JFK, FDR, OJS. Los venezolanos, en los años 80, se
referían al presidente como LHC; los españoles desde el 2003, usaron ZP.
Los bancos ahora son simplemente BBVA, BM,
BOD, BFC, BNC.
Los conflictos entre la AN y el TSJ y,
en la calle, las agresiones de la GNB contra AD, PJ, VP, BR, UNT, MUD y
diversas FCU son como para un ACV. Los simpáticos muchachos de la PTJ, de la PM
y de la DISIP, herederos de la SN, parientes de la FBI, la CIA, la KGB, la SS,
ahora son los inocentes querubines del CICPC, el SEBIN y la PNB.
La vida académica no está excluida:
existen la UCV, la USB, la ULA, la LUZ, la UDO, la UPEL, la UCAB. El colmo
deben ser la UNELLEZ y el IVILLAB. El diccionario de la RAE, el solo
diccionario, ya no quieren llamarlo DRAE, sino DILE.
Y esto no es nada. Las generaciones más
recientes, queriendo diferenciarse de la anterior, hacen exactamente lo misma
que ella y que sus antepasados: reducir a dos o tres letras la imagen que
desean expresar: TQM, CDM, MFP, o, si se sienten más FYI: LOL, BFF, WTF, OMG,
ILY. Claro, tiene que ser así, porque el que no las use, estará, como boxeador
en la lona, KO. Es que todos quieren ser VIP.
emalaver@gmail.com
Año V / N° CLII
/ 15 de mayo del 2017
No hay comentarios.:
Publicar un comentario