Edgardo Malaver
Los
primeros días que asistí a la universidad, me pareció que era una broma de los
estudiantes de Caracas. Poco tiempo después, lo oí en vivo: “Deme dos pan gallego, por favor”. En algún
momento, pensé que podía ser cuestión de no saber qué pluralizar: pan o gallego. Durante todo este tiempo, la broma, la constatación y la hipótesis
se habían circunscrito al territorio de las panaderías y los cafetines. Y, si
no fuera porque nunca hice las comprobaciones pertinentes, afirmaría que era un
fenómeno caraqueño.
Sin
embargo, como no hay acontecimiento histórico que no deje su huella en la
lengua, la actual situación sociopolítica que vive Venezuela está construyendo su
aporte en la forma de decir algunas cosas. En Caracas —en toda Caracas—, los
ciudadanos comentan ahora en las largas colas que hacen todos los días para
comprar todo lo que se necesita: “Ayer por mi casa vendieron dos harina, dos azúcar, dos frijol”.
Tengo unos meses identificando ese nuevo plural que hasta ahora yo había llamado
“el plural caraqueño de panadería”.
El
fenómeno, como he observado en días recientes, ya no se limita a la capital. Hace
una semana vi en la televisión una noticia de Táchira en que una mujer que
regresaba de Cúcuta le decía al reportero: “¿Quién puede vivir con una bolsa de
comida donde vienen apenas tres harina
y dos arroz?”. (Obsérvese que el
verbo, vienen, está en plural, es
decir, esta persona tiene la intención de hacer concordancia.) Ahora llego a
Margarita y oigo a mi hermana relatar sus peripecias para conseguir que, en la
repartición que hace el gobierno cada imprecisa cantidad de tiempo, le asignen
“dos pollo, dos pasta, dos aceite”.
¿Será
verdaderamente nueva esta forma de pluralizar? ¿Cesará cuando cese la situación
de escasez de alimentos que sufre Venezuela o se quedará largamente en el
español que hablamos aquí? ¿Llegará a tener esta “curiosidad” alguna incidencia
en nuestros vecinos, que ya han comenzado a verse afectados, al menos
económicamente (no sé si para bien o para mal) por el problema? ¿Dejará
indiferentes a otros sectores del habla venezolana? Lo único cierto parece ser que
tenemos un nuevo plural.
“¿Por
qué será eso?”, me pregunta mi hermana cuando le comento lo que estoy
escribiendo, porque se da cuenta de que en otros contextos pluraliza con
normalidad. No tengo respuesta. ¿Será ésta una señal del rigor de la escasez?
¿Será, quizá, que la mente de los venezolanos, colectiva y unánimemente,
intenta expresar el alto grado de calamidad singularizando lo que de manera
natural es incluso tan abundante que no puede contabilizarse con facilidad? Por
más que hoy consigamos dos kilos de harina, esa cantidad siempre va a ser
insuficiente, es como si fuera uno solo, porque pronto no habrá más. Quizá la
explicación sea que la opción más cercana al cero es el singular. En otras
palabras, en español de Venezuela el nuevo plural es el cero.
emalaver@gmail.com
Año IV / N° CXX
/ 22 de agosto del 2016
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