lunes, 22 de agosto de 2016

El nuevo plural [CXX]

Edgardo Malaver


Últimamente, en Venezuela escasea
también el plural



         Los primeros días que asistí a la universidad, me pareció que era una broma de los estudiantes de Caracas. Poco tiempo después, lo oí en vivo: “Deme dos pan gallego, por favor”. En algún momento, pensé que podía ser cuestión de no saber qué pluralizar: pan o gallego. Durante todo este tiempo, la broma, la constatación y la hipótesis se habían circunscrito al territorio de las panaderías y los cafetines. Y, si no fuera porque nunca hice las comprobaciones pertinentes, afirmaría que era un fenómeno caraqueño.
         Sin embargo, como no hay acontecimiento histórico que no deje su huella en la lengua, la actual situación sociopolítica que vive Venezuela está construyendo su aporte en la forma de decir algunas cosas. En Caracas —en toda Caracas—, los ciudadanos comentan ahora en las largas colas que hacen todos los días para comprar todo lo que se necesita: “Ayer por mi casa vendieron dos harina, dos azúcar, dos frijol”. Tengo unos meses identificando ese nuevo plural que hasta ahora yo había llamado “el plural caraqueño de panadería”.
         El fenómeno, como he observado en días recientes, ya no se limita a la capital. Hace una semana vi en la televisión una noticia de Táchira en que una mujer que regresaba de Cúcuta le decía al reportero: “¿Quién puede vivir con una bolsa de comida donde vienen apenas tres harina y dos arroz?”. (Obsérvese que el verbo, vienen, está en plural, es decir, esta persona tiene la intención de hacer concordancia.) Ahora llego a Margarita y oigo a mi hermana relatar sus peripecias para conseguir que, en la repartición que hace el gobierno cada imprecisa cantidad de tiempo, le asignen “dos pollo, dos pasta, dos aceite”.
         ¿Será verdaderamente nueva esta forma de pluralizar? ¿Cesará cuando cese la situación de escasez de alimentos que sufre Venezuela o se quedará largamente en el español que hablamos aquí? ¿Llegará a tener esta “curiosidad” alguna incidencia en nuestros vecinos, que ya han comenzado a verse afectados, al menos económicamente (no sé si para bien o para mal) por el problema? ¿Dejará indiferentes a otros sectores del habla venezolana? Lo único cierto parece ser que tenemos un nuevo plural.
         “¿Por qué será eso?”, me pregunta mi hermana cuando le comento lo que estoy escribiendo, porque se da cuenta de que en otros contextos pluraliza con normalidad. No tengo respuesta. ¿Será ésta una señal del rigor de la escasez? ¿Será, quizá, que la mente de los venezolanos, colectiva y unánimemente, intenta expresar el alto grado de calamidad singularizando lo que de manera natural es incluso tan abundante que no puede contabilizarse con facilidad? Por más que hoy consigamos dos kilos de harina, esa cantidad siempre va a ser insuficiente, es como si fuera uno solo, porque pronto no habrá más. Quizá la explicación sea que la opción más cercana al cero es el singular. En otras palabras, en español de Venezuela el nuevo plural es el cero.

emalaver@gmail.com





Año IV / N° CXX / 22 de agosto del 2016

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