lunes, 3 de julio de 2017

Yo, Cara e Bostezo [CLIX]

Laura Jaramillo



En 1928, antes de la desaparición de su hijo mayor,
Charles Lindbergh aterrizó en Venezuela




A propósito de la Copa Confederaciones
Rusia 2017

         Como venezolanos, y creo que hasta como latinoamericanos, llevamos en nuestro ADN un magnífico sentido del humor. Una muestra es la capacidad que tenemos para ponerle un apodo a alguien. Cuando observamos las características de una cosa, inmediatamente las asociamos con la persona que conocemos. Y se vuelve tan importante el apodo, que este llega a abstraer el nombre y el apellido, tanto que nadie los recuerda, solo sobrevive el apodo. ¿O es que ustedes se acuerdan, sin guglear, cómo se llamaba el ‘Picure’?
         El apodo viene de la actitud de la persona, quizás de alguna habilidad, de su forma de hablar o de caminar. A mi papá le decían ‘Caribe’, y si mi mamá no se avispa, hoy en día me estarían llamando en los bajos fondos la ‘Caribita’, porque obviamente la ‘Cariba’ era mi mamá. No sé por qué el apodo, pero imagino que era por el carácter fuerte, porque cuando se molestaba casi se comía al mundo (creo que al final del cuento sí soy ‘Caribita’). A mi primo le dicen el ‘Mudo’ porque cuando era pequeño no hablaba, ahora habla hasta por los codos; y así se quedó, en el pueblo no lo conocen por Antonio, sino por el ‘Mudo’.
         Me encanta ver fútbol; y es curioso escuchar que durante estos juegos los comentaristas no siempre nombran a los jugadores por sus nombres, sino por sus sobrenombres o apodos (o motes como dirían los cuates). En 90 minutos es posible escuchar cosas como el ‘Cebolla’ Rodríguez, el ‘Loco’ Abreu, el ‘Apache’ Tévez, ‘Chicharito’ Hernández, hijo del ‘Chícharo’, el ‘Pipita’ Higuaín, hijo del ‘Pipa’, el ‘Mago’ Valdivia, el ‘Káiser’ Márquez, la ‘Pulga’ Messi, el ‘Pájaro’ Vera, el ‘Tigre’ Falcao, el ‘Rey’ Arturo y hasta un ‘Pelusa’ jugó fútbol.
         El beisbol tampoco se escapa de esta maña ‘apodística’ (soy tiburona y pitiyanqui, por cierto). Aquí podemos escuchar, no en 90 minutos sino hasta que el cuerpo aguante, cosas como el ‘Panda’ Sandoval, el ‘Gato’ Galarraga, ‘Big Papi’ Ortiz, el ‘Matatán’ Alfonso (expresión dominicana), el ‘Buitre’ Regan, el ‘Comedulce’ Abreu, la ‘Pared Negra’ Pérez, el ‘Hacha’ Castillo, el ‘Rey’ Hernández y hasta un ‘Bambino’ estuvo por el diamante.
         En el común, en el día a día, hay gente que parece piña bajo el brazo, hay gente pata e loro, hay gente vampira o sanguijuela, hay hijos de Lindbergh, hay caimanes y caimanas, hay radio bemba o radio pasillo, y hasta el infinito.
         Mi vecina, la que ustedes ya conocen, es la ‘Cuchona’ o a veces ‘Fufurufa’, mi mamá ya saben que es la ‘Cucha’, pero ahora es ‘Cara e Molleja’ (cortesía de una novela) y yo ahora soy ‘Cara e Bostezo’ (cortesía de la misma novela). De todos los sobrenombres que me han puesto en mi vida, este es el más acertado, porque como buena pisciana me encanta dormir; yo escribo y hablo dormida, y lo mejor es que no se me nota, la mejor habilidad que tengo.
         Y a ti, ¿cómo te llaman?

laurajaramilloreal@gmail.com





Año V / N° CLIX / 3 de julio del 2017


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