Edgardo Malaver
Lárez
La actriz Maribel Alarcón personifica a Isabel Chimpu Ocllo en La princesa inca, de Lola Artancho (Foto: J. Soriano) |
Los que
hemos estado trabajando durante este mes de abril para sumarnos honrosamente al
Día Mundial del Libro y del Idioma quizá estemos siendo injustos con el Inca
Garcilaso de la Vega y con otros escritores, aun autores importantes para
nosotros mismos. Dedicar el día de hoy, 23, a Miguel de Cervantes y a William
Shakespeare, que murieron en esta fecha pero en 1616, puede ser un homenaje
justo —puede serlo y ciertamente lo es— para dos personalidades literarias de
las cuales puede afirmarse sin temor a exagerar que quizá no tengan nunca
comparación en sus lenguas ni en las otras. Sin embargo, a poco de ponerse uno
a examinar quién más ha estado relacionado con esta efemérides, descubre
nombres que nos sorprenden y nos emocionan.
En primer
lugar, la propia Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (Unesco), que en 1995 escogió el 23 de abril para
conmemorar la muerte del Manco de Lepanto y del Bardo de Stratford, no ignora
nunca al Inca. Es el único americano del grupo y es el que nosotros no
nombramos.
El Inca
Garcilaso nació en 1539, también en abril, ocho años antes que Cervantes y 25
antes que Shakespeare, de la unión de un conquistador español y una princesa
inca, Sebastián de la Vega e Isabel Chimpu Ocllo. Recibió, a pesar de ser hijo
ilegítimo, una educación de primera junto a los hijos bastardos de Francisco
Pizarro (1478-1541), de quien era cercano colaborador De la Vega padre. En
1560, llegó a España y se hizo militar, pero su condición de mestizo representó
siempre un obstáculo. Luego respiró la atmósfera humanística europea y terminó
traduciendo del italiano la obra Diálogos de amor, de León Hebreo
(1464-1523). Como historiador, escribió dos obras importantes: Historia de
la Florida y jornada que a ella hizo el gobernador Hernando de Soto,
publicada en Portugal en 1605, y Comentarios reales, cuya primera parte
apareció también en Portugal en 1609 y la segunda un año después de su muerte.
Ambas combinan historia y autobiografía, datos reales y defensa de su linaje
incaico, geografía y literatura.
Un punto
harto atractivo de su obra es su visión de las lenguas habladas en ambos
imperios. Dice, por ejemplo, en los Comentarios —o al menos comenta que
así lo hace el Padre Blas Valera (1545-97)— que siendo la lengua castellana tan compleja,
sería más inteligente que los españoles aprendieran la indígena en lugar de
obligar a los indios a aprender el castellano. “Y, por el contrario”, agrega,
no sin su pizca de ironía, “si los españoles, que son de ingenio muy agudo y
muy sabios en ciencia, no pueden, como ellos dicen, aprender la lengua general
del Cuzco, ¿cómo se podrá hacer que los indios, no cultivados ni enseñados en
letra, aprendan la lengua castellana?”.
Sin
embargo, hay que añadirlo también, revela que los antiguos reyes incas hacían
algo muy parecido: una vez conquistado un territorio, mandaban a sus nuevos
vasallos aprender la lengua del emperador y enseñársela a sus hijos, lo cual
aseguraba la paz. No cabe duda de que no ha sido la española la única lengua
que ha acompañado al imperio dondequiera que se ha implantado.
Garcilaso
el Inca, entonces, murió, como Cervantes y Shakespeare, el 23 de abril; pero
hay, además de los tres, autores que, por el mismo golpe de dados de la historia,
tienen esta fecha en su biografía y tendríamos que homenajearlos también —leer
sus obras, aprender de sus aciertos y errores, rezar por ellos—. Habría que
acordarse, por ejemplo, del británico William Wordsworth, que vino al mundo en
1850, del francés George Steiner, que lo hizo en 1929, y, aunque nos sorprenda
tenerla tan cerca y no percatarnos, de una mujer que murió en 1936 pero que
desde entonces vive y vivirá siempre en ese latido inquieto que es la
literatura venezolana: Teresa de la Parra.
emalaver@gmail.com
Año IV / Nº CV / 25 de abril del 2016
Qué interesante artículo profesor Malaver. Ese día no solo deberíamos reconocer la muerte de estos dos grandes escritores, sino también de aquellos que fallecieron ese mismo mes.¡Todos merecen un homenaje!:)
ResponderBorrarExcelente artículo, Edgardo, no sólo por la interesante información que aportas, sino también porque cada vez escribes mejor, y en el género que te plazca. ¡Definitivamente, te has convertido en el mejor de los "exiliados"!
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