Laura Jaramillo
“...con la seriedad de Juan
Vicente Gómez...”.
Caricatura
de Pedro León Zapata, 24 de julio del 2007 |
Hago referencia al título de esa
canción, pues he podido darme cuenta de que hay una necesidad de adaptar al
español las palabras que vienen de otros idiomas, muy especialmente del inglés,
particularidad lingüística que puede observarse en las series de televisión o
en las películas, las cuales deben traducirse al español, bien sea por
subtítulos o por doblaje.
El mercado de este tipo de traducciones
lo tiene México, al menos una gran parte, por lo que a ellos les debemos que
muchas adaptaciones formen parte de nuestra habla, sin que por ello se incurra
en error o se corra el riesgo de que nuestro interlocutor no nos entienda, pues
ya son de uso común entre los hablantes.
Ahora, ‘feisbuquiamos’ y ‘tuitiamos’, y
nuestras fotos o comentarios publicados tienen cientos de ‘laikeadas’. Pero no
solo eso, también tenemos que ‘textear’ o ‘mensajear’, ‘guasapear’ y
‘fotochopear’. En el caso del WhatsApp, terminamos diciendo ‘guasá’, porque a nosotros
nos encanta aspirar los sonidos.
En una película de acción, los policías
o los malos de la película están ‘francotirando’. En el canal de ‘vídeos’,
hacen un ‘rankeo’, o sea, un conteo de los más pedidos. Y los artistas se la
pasan ‘instagramiando’.
Hace algún tiempo, cuando se nombró
tanto la Ley de Amnistía, hubo periodistas que con la seriedad de Juan Vicente
Gómez decían sin inmutarse ‘amnistisiado’. La que se inmutaba era yo, que me
daba vuelta la cabeza como gallina a medio matar.
Sin ir muy lejos, ‘bachaqueo’, que
denomina esa grotesca actividad comercial, es una palabra que proviene de
Bachaquero, una población del estado Zulia. Además de ser una zona petrolífera,
es un punto de partida para el contrabando de mercancía de aquí pa allá.
Actualmente, se ha desvirtuado un poco su significado, pues no hacemos mercado,
sino que vamos a ‘bachaquear’. O a lo mejor es una metáfora que proviene de esa
hormiguita culona que se la pasa llevando pedacitos de hoja de un lado a otro.
Ustedes dirán.
Por cierto, los colombianos en este
caso dicen que van a ‘mercar’, y, curiosamente, en el caso del Twitter, no
dicen ‘tuit’, sino ‘trino’, lo que realmente hace el pajarito, y no silbar como
dijeron por ahí hace algunos añitos.
Por eso, a lo Willie Colón, me
pregunto, ¡oh!, ¿qué será?, ¿qué será...? ¿Qué será lo que impulsa a los
hablantes a crear giros terminológicos o a hacer adaptaciones al español? ¿Por
qué no buscamos un equivalente? ¿Hasta qué punto es válido enriquecer la lengua
de este modo? No sé, no sé y no sé. Al final del camino, quizás no sea tan
malo, solo queremos expresarnos y hacernos entender, o sea, como el serrucho, pa
allá y pa acá.
laurajaramilloreal@yahoo.com
Año IV / N° CXXXI
/ 14 de noviembre del 2016
No hay comentarios.:
Publicar un comentario