lunes, 20 de mayo de 2019

Animales y lengua humana (II) [CCLXI]

Edgardo Malaver


 
Jóvenes Salmonellas typhimurium juegan animadamente
a pocas micras de su... colonia


         Así como, en apariencia pretenciosamente, hemos puesto a muchas partes del cuerpo humano nombres diferentes de los del cuerpo de los animales (ver Ritos CCXLVIII), también hemos asignado nombres más bien particulares a las agrupaciones que naturalmente forman los animales, que casi siempre son familias, para decirlo con una palabra bastante humana.
         ¿Cómo se llaman los grupos de animales, es decir, cuáles son los sustantivos colectivos que se utilizan para llamarlos? Los hay que parecen haber sido creados sólo para nombrarlos, pero otros son harto curiosos porque provienen de otros campos del conocimiento. Por ejemplo, los enjambres de abejas, las jaurías de perros, las recuas de mulas, las piaras de cerdos, las parvadas de cuervos, las manadas de elefantes (o de cualquier otro mamífero) parecen nombres curiosos, sí, porque no son tan frecuentes, pero bastante regulares si pensamos en la idílica idea de que cada cosa merece un nombre exclusivo. Claro que jauría, recua e incluso piara se sienten despectivos, ruidosos y malolientes.
         Lo curioso son los otros, los que provienen de otras áreas. Es sencillo suponer, por ejemplo, que el nombre colectivo bandada de aves proviene del sustantivo banda, que implica, en cualquier otro campo, un contenido plural, como en banda de músicos o de ladrones. Una bandada es más abundante, está claro. Pero pensemos en banco de peces, hato de vacas, colonia de hormigas, camada de gatos: son unos préstamos evidentes y hasta graciosos, si nos detenemos a bien mirarlos. ¿De donde proviene la pluralidad de banco cuando se refiere a los peces? ¿De las monedas que se guardan en las instituciones financieras? ¿No son estas más recientes que las especies marinas? Cardumen resuena como más antiguo, ¿verdad?
         Quizá por esa misma razón hato, que son numerosas ramas unidas por una misma cuerda, señale la pluralidad de hato de ganado. Pero ¿cómo es que camada y colonia son plurales? ¿Derivan, respectivamente, de cama y de Colón?
         La que podríamos escoger como la joya de la corona son los placeres de perlas, que ni de cerca ni de lejos lucen relacionados con los criaderos de estas gemas, formados por ostras, que pertenecen al reino animal. Como la palabra placer también indica numerosos grupos de otros seres del mar, lejanamente se ve una relación con la satisfacción que produce alimentarse. Sin embargo, es una relación remotísima.
         Y los grupos humanos, ¿cómo se llaman? Sin reflexionar mucho deducimos que hay más sinónimos que grupos. Existen, por ejemplo, gente, sociedad, nación, clan, estirpe, casta, familia, hogar, matrimonio, prole, linaje, parentela, equipo, peña, grupete, harén, tropa, pelotón, tripulación, tribu, comunidad, asociación, colectividad, hermandad, cofradía, gremio, círculo, colegio, sindicato, partido, municipio, distrito, raza, etnia, gueto, patota, infancia, juventud, población, ciudadanía.
         Los seres humanos se creen, o se saben, especiales. No han desistido desde antiguo de la actitud de ponerle nombre a todo, actitud que es a la vez clasificadora y creativa. Ah, del mismo ánimo de clasificar y nombrar parecen proceder la ciencia y el arte. Y proceden, lógicamente, también, de la facultad de traducir el mundo material e inmaterial a su posesión más poderosa: la lengua.

emalaver@gmail.com



Año VII / N° CCLXI / 20 de mayo del 2019




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