lunes, 5 de septiembre de 2022

Amigos invisibles [CCCLXXXIX]

Edgardo Malaver

 

 

Aun las mujeres poderosas son objeto
de irrespeto.
Mujer oriental (1889),
de Arturo Michelena

 

 

 

         Los lectores de mi generación muy probablemente no necesiten leer Ritos esta semana, pero puede ser que sus hijos hayan sentido curiosidad por el significado de este nombre que, en Venezuela, tan sólo trae a sus memorias los sonidos de un grupo musical que en sus primeros tiempos fue la mar de original y que aún ahora cuenta con 867.000 seguidores.

         El nombre del grupo, que se formó en 1991 y ha producido 13 discos, insinúa que al grupo no le interesa solamente la música sino toda la cultura, pero tampoco solamente el fragmento de la cultura que se encierra en los límites de su país. “Amigos invisibles” era la forma en que el escritor Arturo Úslar Pietri se dirigía a los espectadores de su programa de televisión Valores humanos, que durante décadas ofrecía eruditas charlas sobre infinidad de temas culturales universales, pero también la historia, las costumbres, la lengua de Venezuela.

         Los Amigos invisibles, si se detiene uno a mirar (o más bien a escuchar), nos ofrece también un cúmulo de curiosidades lingüísticas venezolanas, que ellos utilizan para mostrar la naturaleza de los venezolanos. Pienso, por [único] ejemplo, en la canción “Mujer policía”. Un yo masculino se dirige a una mujer que representa a la autoridad en términos típicamente venezolanos: el doble sentido. Le va confesando que quiere cometer un delito únicamente para estar cerca de ella, y lo hace atribuyendo a las palabras envergadura, arreglar, jaula, chaleco antibalas, alimaña connotaciones lujuriosas y sensuales, atrevidas, irrespetuosas. Como las canciones tienen que haber sido escritas con toda la intención de producir un efecto, algo tiene que significar este “atrevimiento”. Por detrás de las palabras dichas (o cantadas), es bastante sencillo identificar el desafío a la autoridad que vemos todo el tiempo en las calles, e incluso la visión de la mujer como poco más que objeto de deseo (ni siquiera de amor), además del habitual recurso de los venezolanos al humor para referirse a todos los temas habidos y por haber. Las intenciones humorísticas, harto ingeniosas y evidentes, en realidad nos interrogan: ¿los venezolanos respetan menos a la autoridad cuando está encarnada en una mujer o respetamos menos (o nada) a las mujeres cuando son agentes de la ley?

         “Tengo a mi lado a mis panas, que son infalibles, tú nos los ves porque son invisibles”, cantan siempre los Amigos. Se me antoja a mí pensar que esos “panas infalibles” pueden ser referencias infaltables en el estudio de lo venezolano como Úslar Pietri y otros intelectuales venezolanos que los integrantes de Los Amigos posiblemente respetan por sus innegables aportes. En suma, el nombre “Amigos Invisibles” funciona como encuentro afortunado entre los altísimos niveles de conocimiento de personajes como Úslar Pietri y los ciudadanos comunes que por cantidad de motivos y razones actúan, piensan y se expresan como las circunstancias cotidianas venezolanas les han enseñado.

 

emalaver@gmail.com

 

 

 

Año X / N° CCCLXXXIX / 5 de septiembre del 2022

 

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