lunes, 1 de enero de 2024

La palabra del año [CDXLI]

Luis Roberts

 

 

 

Los suizos tenían bancos y ahora tienen palabra del año.
Banco Nacional Suizo

 

 

         En estas fechas en muchos países se elige cuál ha sido la palabra del año. Se elige por su frecuencia de uso en los medios de comunicación y en las redes sociales. Según Oxford University Press, la palabra fue rizz, que en la jerga juvenil de las redes significa ‘carisma’, estilo atractivo sexual. Estos ingleses tan suyos como siempre. Claro que para otras instituciones como el Collins Dictionary es IA (por ‘inteligencia artificial’) y para el Cambridge Dictionary es alucinar, relacionada con lo que produce la información falsa que se presenta como cierta.

         En la Bélgica francófona los lectores del diario Le Soir y los espectadores de la TV pública RTBF, la palabra ha sido bomba climática. En Francia ha sido c’est la Hess, de clara procedencia árabe, que significa ‘tener problemas’ o ‘estar en la pobreza’. En Japón zei, que significa ‘impuestos’; ellos sabrán por qué. En Suiza es monsterbank: qué raro que en Suiza sea una palabra relacionada con los bancos, ¿no? Y en Alemania, según la Sociedad de la Lengua Alemana (GfdS), es krisenmodus, ‘en modo de crisis’. Estos alemanes tan optimistas.

         En EUA según Merriam-Webster, la palabra más buscada en su diccionario es auténtico; otra vez Con la IA a cuestas. Lo curioso es que no haya sido la misma que en España, será porque no la usan a pesar de la crispación que hay allí, que, según algunos politólogos, los tiene al borde de una nueva guerra civil, y que, en el peor de los casos, si vuelve a la presidencia... no quiero ni pensarlo ni decirlo, pondría al mundo entero patas arriba.

         ¿Y cuál es esa palabra en España? Polarización, según la RAE. La polarización política que ha llegado al extremo de oír unos insultos personales en los medios, en la calle y hasta en el Parlamento, de tan alto calibre que sólo hace unos pocos años eran impensables. En las Cortes, el Parlamento, hace unos días se le oyó a la deficiente (en el sentido de la RAE y en el italiano) e irrespetuosa presidenta de la Comunidad de Madrid llamar “hijo de puta” al presidente del Gobierno, aunque luego precisara entre risas que lo que había dicho era “me gusta la fruta”.

         Desgraciadamente esto no es nuevo. Hace unos días el gran periodista y escritor español Iñigo Domínguez publicaba un artículo en el que se refería a Camilo José Cela que contaba que el cristiano viejo era malhablado, porque no tenía que justificarse delante de nadie y citaba como ejemplo el primer Concilio de Toledo en el 397, donde en una disputa teológica san Elipando calificó de borracho y farsante a san Beato de Liébana, que replicó llamándolo “cojón del anticristo”. Por si alguien duda de la exactitud de esta anécdota, o se la atribuye a la conocida facilidad de Camilo José Cela en decir groserías con la mayor naturalidad, que se pase por el pueblo de Liébana, en Cantabria, donde, según una tradición multisecular, se siguen haciendo unas deliciosas pastas dulces que se llaman “el cojón del anticristo”.

 

luisroberts@gmail.com

 

 

 

Año XI / N° CDXLI / 1° de enero del 2024

EDICIÓN DE AÑO NUEVO




Otros artículos de Luis Roberts

1 comentario: