martes, 16 de marzo de 2021

MARTIVS [CCCXLVIII]

Ariadna Voulgaris

 

 

 

15 de marzo del 44 antes de Cristo. La morte di Cesare (1805),
de Vincenzo Camuccini

 

 

         El acto tercero de Julio César, de William Shakespeare, comienza en el momento en que César, como tropezando con Escurpina, el arúspice que al principio de la obra le ha advertido que debe cuidarse de los idus de marzo, le dice: “Ya llegaron los idus de marzo y aún vivo”. Lo dice como ufanándose de haber escapado de la muerte, a pesar del augurio del adivino y de los presagios que él mismo y su mujer, Calpurnia, han tenido durante el sueño en la noche anterior. “Sí, César, ya llegaron, pero no han terminado”, le responde el adivino. El resultado de la escena es que un grupo grande de senadores hacen cola para apuñalar al dictador y al final, cuando el moribundo creía que iba a caer en brazos de un amigo, Bruto, este le hunde la última daga.

         El presagio que Julio César no supo interpretar —Plutarco llega a decir que se rio— cristalizó, sin embargo, en el primero de los días que durante el año los romanos consideraban de buenos augurios: el 15 de marzo, de mayo, de julio y de octubre (en el resto de los meses era el día 13). Como marzo era el primer mes del año, el 15 normalmente coincidía con el inicio de la primera luna llena.

         Al mismo tiempo, dado que los romanos no eran capaces de vivir sin estar inmersos en un conflicto armado (aunque fueran apenas enterrando cuchillos en la panza de algún gobernante), el primero del año tenía que ser el mes dedicado al dios de la guerra: Marte, o MARS, en latín. Tan influyente era Marte en Roma que su nombre todavía hoy sirve para hablar de aquello que tiene que ver con la lucha, la pelea, la confrontación, como en el nombre de las artes marciales. Era también el dios de la fuerza, de la violencia, de la pasión (sobre todo de la sexual y desenfrenada), de la sangre (y según algunos autores, del derramamiento de sangre), de la valentía y hasta de la virilidad.

         Ah, y miren qué coherente este rasgo: era esposo de Belona (la diosa guerrera, la beligerante) y amante de Venus; con esta última tuvo dos hijos, llamados Fuga y Temor. Los hijos de la guerra y el amor son la huida y el miedo, ¿cómo iba a ser de otra forma?

         El dios Marte no ha dado nombre solamente al tercer mes del año, también al tercer día de la semana y, ya que la Tierra se le adelantó en la repartición de órbitas, al cuarto planeta del sistema solar.

         En aquel marzo trágico comenzó una larga guerra que dio nacimiento al Imperio Romano. En marzo del año pasado comenzó también nuestra pelea contra la peste, que quiera Dios (ahora el de la mayúscula) que pronto termine yéndose al inframundo, como decían antes en Grecia.

 

ariadnavoulgaris@gmail.com

 

 

 

Año IX / N° CCCXLVIII / 15 de marzo del 2021

 





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