lunes, 18 de junio de 2018

Aumentativos ocultos [CCXIII]

Ariadna Voulgaris y Edgardo Malaver



¿De qué otra palabra es aumentativo camión?



[Fragmentos de un diálogo por chat entre los autores]
         —Profesor Malaver, ¿cómo está?
         —Hola, Ariadna. [...] Bien, bien. ¿Y tú?
         —Bien. [...] Desde hace días, profe, quiero hacerle un comentario. O proponerle un artículo para Ritos.
         [...]
         —Qué bien. ¿De qué se trata?
         —Es que estuve revisando los primeros artículos, de 2013, y me gustó mucho uno que se llama “Diminutivos ocultos”, de José Antonio Millán.
         —Ah, sí, a mí también me gusta ese texto. [...] Cómo me gustaría que Millán un día se animara a publicar otro con nosotros.
         —Ojalá [...] porque es muy inteligente, por lo que he leído. Yo pensé en un artículo en que habláramos, no de los diminutivos sino de los aumentativos ocultos que tenemos en castellano (perdone, profe, es que estuve trabajando en Cataluña el año pasado y me acostumbré a decir castellano). Me llaman la atención unas cuantas palabras que parecen aumentativos pero que no sé si lo son.
         —[...] Me pasa lo mismo. Hace unas dos semanas se lo comentaba a mis alumnos.
         —Estaba pensando en camión, por ejemplo. ¿De dónde viene camión?
         —¡Aaaaahhh...! ¡Ariadna, me estás leyendo la mente!
         —Pero ¿sabe de dónde proviene camión, profe?
         —No [...] pero quiero saber. [...] ¿De dónde?
         —No, yo tampoco sé, creía que usted me podía decir.
         —[...] Hace días, como te dije, les mencioné ese mismo [ejemplo] a mis estudiantes en clase y les dije, para estimularlos a que lo hicieran ellos, que lo iba a averiguar [...].
         Anyway, lo que yo quería comentarle de camión es que es lo que José Antonio Millán llamaría un “aumentativo oculto”, porque no sabemos de ninguna otra palabra [de la cual] sea aumentativo. Es un aumentativo, ¿verdad?
         —Pues si no lo es, actúa bien.
         —Ajá...
         —[A mí me llama] la atención que se pueda combinar, que la gente lo combine con tanta facilidad con diminutivos...
         —¡Sí! ¡Sí! Camión, camioncito. Camión, camioneta.
         —¿Y caminonetica?
         —¡Diminutivo sobre diminutivo sobre aumentativo! En realidad está bastante oculto.
         —Ciertamente.
         —¿Y cuando uno dice, pongamos, pintón, que es como ‘pinto grande’ , pero luego quiere decir que la fruta está más pintona, es decir, un poco más madura, dice pintoncita.
         —Qué ejemplo tan ejemplar. Pasa algo parecido con avión y avioncito; pero es sólo parecido porque avión sí “es” un ‘ave grande’, no es un aumentativo oculto.
         —Ah, es verdad, pero gracias por el ejemplo.
         [...]
         —Bueno, hay que ponerse a reunir el corpus para estudiarlo. ¿O ya lo tienes reunido?
         —Sí, tengo unos cuantos: balcón (que tiene sus diminutivos también); halcón, patacón, acción, ambón, talón, razón, histrión, perdón...
         —Tenemos que “reunirnos” para comparar notas, como dicen los americanos.
         —Ok, lo espero aquí en [Atenas]. [ícono de sonrisa]
         —[...]
         —O sea, profe, ¿que no estoy tan lejos del camino?
         —Ah, no, yo no soy quien tiene que decirte eso. Tú sabes lo que sabes.
         [...]
         —Es como el caso de los nombres del idioma.
         —Ah, no te lo dije antes, cuando lo mencionaste, pero a mí no me molesta que se diga castellano y no defiendo que se diga español. [...] Los dos nombres son buenos, aunque ninguno de los dos sea santo.
         —Hablando de eso...

ariadnavoulgaris@gmail.com / emalaver@gmail.com



Año VI / N° CCXIII / 18 de junio del 2018

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