miércoles, 6 de mayo de 2020

La RAE y el coronavirus [CCCII]

Luis Roberts



La Cúpula Genbaku (1915) de Hiroshima resistió
el bombardeo atómico de 1945



         Recuerdo que cuando la enfermedad terminal de Chávez, todos los taxistas, al menos los de Caracas, se convirtieron en expertos oncólogos, que, en cuanto abordabas el taxi, te ponían al día, te daban diagnóstico, origen, ubicación del psoas, etc. Hoy, por varias y lógicas razones, los taxistas han sido sustituidos por las redes sociales, esas corralas donde la gente se desgañita, se pavonea o se insulta, y en plena pandemia, sobre todo, opina. Hay miles de científicos especialistas, virólogos, epidemiólogos, etc., trabajando, tanteando, por ensayo y error, como se avanza en la ciencia, pero en las redes sociales, hay miles de “expertos”, “enteradillos”, que todos los días nos recomiendan la sangre de Cristo, el secador de pelo, la lejía con vainilla, o el whisky a todo dar. Las redes sociales del siglo XXI son como la energía nuclear del siglo XX: sirve para curar el cáncer o para destruir Hiroshima. Y, claro, en plena cuarentena, para matar el rato los tontos se dedican a decir las mismas tonterías que siempre han dicho los tontos, pero ahora con eco digital.
         Pues resulta que los dignos miembros numerarios de la Real Academia Española, por quienes por el hecho de serlo siento un profundo respeto, excepto por uno, que no lo merece, han decidido reunirse para, “con urgencia”, encontrar “una posible definición y sus consecuencias” del coronavirus, palabra que no aparece en el DRAE. Ya han tenido la primera reunión telemática y la segunda ya se habrá dado cuando se publiquen estas líneas. Con todos mis respetos, insisto, no creo que sea tan difícil definir un virus que tiene un círculo protector-agresor de proteínas en forma de corona, de ahí su nombre. Lo de las consecuencias, no creo que los doctos académicos estén en medida de definirlas sino muy someramente, pues ni siquiera los epidemiólogos las conocen aún en su totalidad. Tanta urgencia viene dada porque desde el inicio de la cuarentena ha habido 84 millones de consultas a la RAE de palabras que sí existen, como pandemia, cuarentena, confinar, resiliencia, epidemia, virus, triaje...
         Dicho esto, hay una segunda discusión entre los académicos, en la que, ahora sí, me atrevo a participar, y esta es sobre el género de ciertas palabras relacionadas con el virus. El idioma inglés no tiene este problema y lo sabemos los traductores que traducimos un relato de un asesino en serie, depredador sexual y ladrón, y a mitad del relato aparece un she, ella, y hay que cambiar todo pues se trata de una asesina, depredadora sexual y ladrona. El alemán se defiende con sus neutros, que hacen tan complicado que un alemán atine con el género cuando habla español, pero las lenguas romances tienen todas su género bien definido, donde el pronombre es obligatorio en francés y en español mucho menos, pues casi siempre la terminación define su género. Parece ser, por la información filtrada, que no hay discusión alguna sobre el hecho de que el virus, masculino, el SARS-COV 2 —el 1 ya fue descubierto en 2002— es un acrónimo de severe acute respiratory syndrome (coronavirus 2), o síndrome respiratorio agudo grave, producido por un conavirus, el segundo que se detecta. Virus y síndrome son ambos masculinos, por lo que en español el virus que nos flagela es el SARS-COV 2, si queremos respetar el acrónimo en inglés.
         La discusión viene por la COVID-19 —sí, la— porque este es un acrónimo del inglés CORONAVIRUS DISEASE (enfermedad) 2019. Es decir, el virus SARS-COV 2 produce una enfermedad que es la COVID-19. Pero hay un grupo de académicos que arguye que por tratarse de un “sustantivo” debe ser masculino. Lo lamento, pero no puedo estar más en desacuerdo, es un acrónimo de una enfermedad, como la malaria, la tosferina, la diabetes o la hepatitis. Si algunos acrónimos de enfermedades se han sustantivado en masculino, como el sida, es sencillamente porque cuando apareció no se sabía exactamente lo que era, era un síndrome, y ese masculino del síndrome prevaleció a la hora de sustantivarlo. Así, que, cuídense mucho, que nadie les contagie el virus, ni se lo contagien a nadie, y así se libren de la COVID-19.

luisroberts@gmail.com



Año VIII / N° CCCII / 4 de mayo del 2020





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