Edgardo Malaver Lárez
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—¿Será tierra firme, capitán? —¡Es Margarita, gañán! |
(Continuamos...)
Lo que no han considerado ellos es que una cosa es la lógica, incluso la lógica lingüística, que pocas veces coincide con la lógica matemática, y otra cosa es el uso concreto que le da la gente, el pueblo, especialmente el pueblo más sencillo, el menos prejuiciado por la educación formal, a cada expresión, a cada palabra, a cada nombre que le llega a los oídos.
Así que les grabo yo también un audio
en que les digo que sí, que los dos tienen razón por razones diferentes; ella
porque está usando el razonamiento con sabiduría y lo explica claramente y él
porque comprende la realidad como es y también como “debería ser”. Mi respuesta
dividió el asunto en la dicotomía saussureana de norma y uso. La norma (que
proviene del uso) es una cosa y el uso que da la gente a las palabras es otra
cosa. Una vez que la gente comienza a usar las palabras de una forma, ese uso
desembocará un día en norma, pero la norma siempre puede violarse, desviarse,
descomponerse para ajustarse a la necesidad que tengan los hablantes. Y luego
volverá a convertirse en norma y después sigue siendo posible que se desvíe y
se use de manera diferente, incluyendo la manera “correcta”.
Después de grabarles el primer mensaje,
me acordé de Cristóbal Colón, que, demente de mí, se me ocurre que debe haber
sido quien utilizó el nombre Tierra Firme en la lengua española por este lado
del mar. Sin duda sus marineros la usaban, y mucho porque hacía ya muchos días
que deseaban llegar a tierra y a tierra firme, como dice mi bella prima política
uruguaya, aunque fuera una isla de diez metros cuadrados, porque estos hombres tenían
hambre, porque se sentían engañados por el Almirante o porque no comprendían lo
que habían venido a hacer navegando hacia el oeste como si fueran locos. Pero
sin duda, la expresión tierra firme se quedó en Margarita y supongo que
en muchos otros lugares relacionados y enamorados del mar, porque pertenece a
la jerga de los marineros, de los pescadores, de la gente que vive del mar y
que la lleva todo el tiempo en la mente y además la ama, pero que de vez en
cuando siente que necesita regresar a casa. Siempre es bueno llevar alimento a
la familia, ir a las fiestas del santo patrono, engendrar un hijo... o varios...
esas cosas.
No es difícil, pues, darse cuenta de
que, aunque la lógica, la razón limpia nos indica que tierra firme es todo
aquel territorio seco que nos libre, como diría el conde Olinos, de las furias
del mar, sucede en ese lugar fantástico que es Margarita que la gente de todos
los niveles de educación y de todos los campos de actividad humana dicen tierra
firme para referirse solamente al territorio venezolano que está más allá
del mar, y que para algunos seguramente se refiere solamente a Puerto La Cruz,
a Cumaná, a Cariaco, a Píritu, quizá incluso La Guaira. Puerto Cabello y Maracaibo
es ya demasiado lejos.
emalaver@gmail.com
Año XII / N° D / 17 de febrero del 2025
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