lunes, 10 de febrero de 2025

¿Dónde es tierra firme? (I) [CDXCIX]

Edgardo Malaver Lárez

 

 

Un carpintero de ribera siempre trabaja en tierra...
a veces en tierra firme

 

 

 

         Siempre aparece, con muy poco talento para el mimetismo dialectal, alguien que dice delante de mí (o dirigiéndose a mí), porque cree que los margariteños hablan así: “¿Cómo está ‘laisla’?”. Cuando me toca, respondo: “No, no, Margarita es el continente. La isla es Venezuela”. Una vez mi hija mayor me preguntó qué era entonces América, y yo le contesté que América era ya otro planeta.

         Ahora viene mi primo Moisés, que creció en Paraguachí y se casó con esta hermosa muchacha uruguaya, con quien es delicioso conversar porque llama las cosas por otros nombres, pero siempre termina uno sabiendo a qué se refiere, y cuando pregunta termina encontrando por sí sola de la respuesta... bueno, Moisés y ella hace como un mes me graban un audio en que me cuentan que tienen una contrariedad lingüística: ella tarda en captar cuando, hablando de Margarita, él menciona un lugar llamado Tierra Firme. En el audio me explica lo que yo sé: que los margariteños llaman así a todo lo que no es Margarita, es decir, Venezuela continental; y sí, eso significa también que las demás islas o son parte de Margarita o no son, a lo sumo son islitas que navegan realengas por el mar, pero no son tampoco, jamás, tierra firme).

         Entonces, el pobre Moisés, como preocupado, viene y me explica esto y me dice que su esposa no lo comprende porque, según ella, tierra firme es todo aquello que es tierra por oposición al mar, a un barco, a las olas. Si uno va en un bote y no encuentra la costa, puede llegar a desesperarse por encontrar tierra firme, y si lo que encuentra es una isla, eso es tierra firme, sin importar si es continental o no, porque no se mueve como el bote sobre el agua.

         Y entonces viene Moisés y me pregunta, admitiendo que en el fondo le parece que tiene bastante sentido lo que ella dice, qué pienso yo. ¡Yo...!, ¡que también hablo como él!, ¡que nací en Margarita como él!, ¡que crecí en Margarita como él!, ¡que fui a la escuela en Margarita como él!, ¡que soy descendiente del mismo carpintero de ribera que él!, ¡y que a los 18 años me inscribí en la Universidad Central como él! Es una especie de injusticia, una especie de ventajismo nuestro que le hacemos a la pobre chica uruguaya cuando la dejamos escoger como juez de la “diatriba” a otro margariteño que habla el mismo español que él. Pero claro que, estrictamente, ella tiene razón.


(La próxima semana les sigo contando.)


emalaver@gmail.com

 

 

 

Año XII / N° CDXCIX / 10 de febrero del 2025

 




No hay comentarios.:

Publicar un comentario