viernes, 21 de enero de 2022

El año próximo pasado [CCCLXXVI]

Edgardo Malaver Lárez

 

 

 

San José con el Niño en brazos (1700),
de José Lorenzo Zurita

 

 

         Quizá ya me hayan oído decir que la traducción legal y yo no somos amigos. De vez en cuando hacemos algún negocio, nos saludamos como caballeros y, una vez finiquitada la transacción —o antes, si lo permiten las circunstancias—, nos despedimos, sin muecas pero sin sonrisas, y vuelve cada quien a su vida sin meterse con el otro. No es una relación que me llene de placer, pero a veces me permite reflexionar.

         El mes pasado, el que acaba de terminar, colaboré con una intérprete pública amiga que tenía exceso de trabajo y ya tenía la fecha de entrega demasiado cerca. Traduje para ella una partida de nacimiento que, como es moda ahora, venía acompañada de certificaciones de funcionarios de mayor jerarquía que la del prefecto que originalmente la había firmado. Y resulta que entre tantos que habían “examinado” el documento para “dar fe” de su autenticidad, se habían colado errores e imprecisiones que se sumaban al lenguaje antiguo y a la torpísima puntuación para crear, al menos, algo de confusión. El encargante, al menos, hijo del titular, estaba tan confundido que le escribió a mi amiga para preguntarle: “Licenciada, ¿en qué año nació mi papá?”.

         La que yo creo la principal razón de esta confusión es la expresión de las referencias temporales en el documento (lo que en lingüística se llamaría deíxis temporal). Voy a modificar las fechas para no llamar la atención del Poder Judicial con este ejemplo. El documento afirmaba que aquel 14 de junio de 1940, un ciudadano presentaba ante las autoridades a un niño que había nacido el 10 de febrero “del año próximo pasado”. Esta expresión no representó problema para mí al traducir ni para mi amiga traductora al revisar. Yo la traduje como “last year” y ella no le puso objeción. ¡Pero...! Las certificaciones conspiraban para esconder la verdad. Al final de una de ellas decía que el nacimiento estaba asentado en el libro de 1940, aunque esta era en realidad la fecha de presentación.

         ¿Por qué algunos documentos —y también gente que habla así, queriendo parecer más educada que los demás— recurren a esta forma de señalar el tiempo? ¿No es una especie de oxímoron decir “próximo pasado”? ¿Por qué creímos nosotros que en ese documento esto se refiere al año anterior? Para llegar a la respuesta debemos concentrarnos en la palabra próximo, es decir, ‘cercano’, ‘inmediato’, incluso ‘contiguo’. Pensemos en la proximidad que tenemos con algunos amigos o en la aproximación que hacemos con los decimales al número entero más... cercano. En la calle uno sabe que puede haber peligro con la gente que se nos aproxima demasiado.

         Es decir, una expresión como el lunes próximo pasado se refiere al ‘lunes [inmediatamente] pasado”, anterior al lunes de la presente semana. El problema puede ser que en la actualidad, en la lengua cotidiana y en contexto temporal, la palabra próximo remite exclusivamente al futuro, por lo que podía ser difícil comprender la dichosa expresión en aquel documento.

         Queda aún preguntarse por qué entonces no interpretar ese “próximo pasado” como un deíctico que señala desde la fecha de emisión de la partida hacia la fecha del nacimiento del niño, que siempre tiene que ser anterior (y que parece ser lo que pensó el encargante de la traducción). No en vano febrero está más cerca de junio que el año anterior. Sencillamente no puede interpretarse así porque, estando en 1940, el redactor dice explícitamente que el niño nació “el año próximo pasado” y no, por ejemplo, “el 10 de febrero próximo pasado”.

         En ocasiones, también aparecen formulaciones como en octubre último pasado (que parece redundancia, ¿verdad?), en las cuales último quiere decir ‘el más reciente’ (o sea, que sí lo es). En el sentido contrario, cuando lo que se desea hacer es apuntar hacia un momento cercano en el futuro, el deíctico equivalente es el año [o el mes o la semana o el día] próximo venidero. Aquí descubrimos, sin ningún esfuerzo, que la simple elisión de venidero es lo que ha dado lugar a que ahora próximo sea sinónimo de futuro.

         No sé si llegaré a llevármela tan bien con la traducción legal como con otros tipos de traducción; pero sí sé que los otros idiomas perdieron su oportunidad de ofrecerme tan deliciosos manjares. La semana próxima venidera, la que viene inmediatamente después de esta, tengo que traducir textos sobre ecología. Ya les contaré si germina alguna idea en mi mente.

 

emalaver@gmail.com

 

 

 

Año IX / N° CCCLXXVI / 20 de enero del 2022

 



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