lunes, 3 de enero de 2022

Cuarenta nombres propios [CCCLXXV]

Edgardo Malaver

 

 

Argelia Laya, política

 

 

 

         Miren estos nombres: Albania, Arabia, Argelia, Argentina, Armenia, Aruba, Australia, Austria, Bélgica, Bolivia, Colombia, Etiopía, Francia, Georgia, Grecia, Guadalupe, Holanda, Hungría, India, Irlanda, Italia, Jamaica, Jordania, Kenia, Liberia, Libia, Macedonia, Malvina, Mauritania, Montserrat, Namibia, Nigeria, Palestina, Samoa, Serbia, Somalia, Trinidad, Turquía, Uganda y hasta Venezuela. Cualquiera podría pensar que es una simple lista de nombres de países, y también lo es, pero lo que los asocia en este caso preciso es que, además, son nombres de mujer. No es una lista exhaustiva, está prejuiciada y carece de rigor, es decir, por ejemplo, mezcla nombres de mujer que son también nombres de países con nombres de países que son también nombres de mujer, pero nos da una señal de que no son pocos los nombres que sufren de ese trastorno de doble personalidad.

         Hay de todo. Y de todas partes. Los hay que pueden sonarnos poco probables, porque son poco comunes, como Uganda, Jamaica y hasta Venezuela, pero algunos otros, como Argelia, Bélgica y Francia, son bastante frecuentes. Entre los que parecen haber sido primero antropónimos femeninos antes de convertirse en topónimos están Guadalupe, Montserrat y Trinidad. Religiosos los tres y cristianos; marianos dos, teológico el otro; árabe, catalán y castellano, respectivamente. Incluso los hay triculturales, trinacionales y tricreyentes, como Palestina.


Bolivia Bocaranda, activista social


         Comencé a hacer esta lista pensando que predominarían los nombres de países europeos, pero resulta que son los africanos los más abundantes: 11, mientras que los europeos son 10. Pensé que los asiáticos serían más que los americanos, pero los americanos resultaron ser 10 y los asiáticos, seis. Y de Oceanía, como no incluí Nueva Zelanda, había apenas dos.

         Los hay de resonancia más poética y antigua, como Grecia, Mauritania y Turquía; los que tienen sabor a misterio, como India, Hungría y Macedonia, y aquellos a los que, de lejos, se les siente una temperatura cálida, como Arabia, Jordania y hasta Venezuela. Unos que no ubicamos en el mapa que guardamos en la mente (ni en el de papel), como Samoa; otros que sentimos como los vecinos bien vestidos, como Argentina, y aun otros que parecieran neologismos, como Liberia.


Grecia Colmenares, actriz


         Kenia, Etiopía y Somalia saben dulce en la lengua; Namibia está lleno de luz, y Colombia rebosa música y fiesta. Pero algo es bien seguro: uno no puede dejar de asociar un mundo entero, una larga historia, toda una cultura, conocida o desconocida, a una persona que lleva el nombre de un país. Multitud de imágenes y sonidos, ríos de significados, enjambres de color y canciones llegan a nuestra imaginación con cada uno de ellos.

         Mirando esta lista de 40, me fijo apenas en 13 nombres que creo haber oído o leído como nombres de mujer, quizá a seis o siete mujeres habré conocido en persona alguna vez con tan hermosos nombres. Lo que no dudo es que, si de veras, como se consideraba en la antigüedad, el nombre de una persona orienta su vida hacia ciertos destinos más que hacia otros, llamarse por el nombre de toda una nación tiene que ser un cielo abierto, una noche estrellada, una lluvia.

         También es hermoso que, hasta donde sé, pasa en todas las lenguas y en todos los países: en Rumania, en China... y hasta en Venezuela.

 

emalaver@gmail.com

 

 

 

Año IX / N° CCCLXXV / 3 de enero del 2022

 

 


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