martes, 22 de septiembre de 2020

Gaznápiro y cabeza e ñame [CCCXVII]

Ariadna Voulgaris

 

 

Un juego de la oca de 1780, recreado a partir
de los griegos y custodiado en el Museo Británico

 

         A veces es curioso, inesperado, sorprendente (para mí, sobre todo, sorprendente) que exista una palabra cuya etimología no se conozca. Mi amiga Alejandra y yo, de pequeñas, pensábamos que los señores de la Real Academia lo sabían todo, así que ahora cuando me encuentro esas anotaciones en el DRAE que dicen, por ejemplo, “de origen incierto”, me sorprendo.

         El adjetivo gaznápiro, que me gusta más como sustantivo, no conoce un origen claro; hasta esta semana, yo me imaginaba que tendría alguna relación con los gansos, que deben tener el cerebro pequeñito, pero sin siquiera leer mucho, me di cuenta de que esa evidente diferencia de la Z y la S no permite tal vínculo; así que me puse a buscar otras hipótesis.

         Infortunadamente, no tengo (ni encontré en la web) el Diccionario de Joan Corominas, que tantos autores citan al hablar de esta etimología, pero Corominas tiene la hipótesis más difundida: que gaznápiro puede haber sido traída a España desde Flandes; los soldados usaban en aquella época (no dice cuál) la palabra gesnapper, combinación de gesnapp y snapper (o ‘parloteo’ y ‘charlatán’). Es verdad, se parecen. Por dentro y por fuera.

         A pesar de todo, como creo que nadie puede tener certeza de cómo se pronunciaban gesnapp, snapper ni gesnapp en neerlandés en la época en que la presencia española en los Países Bajos era significativa (es decir, la época de Felipe el Hermoso, Juana la Loca y su heredero, Carlos V) yo me permito dudar de esta etimología. Claro que si entre los lectores de Ritos de Ilación hay alguien que conozca aquel idioma, que hable ahora o...

         El meticuloso Ricardo Roca afirma que el DRAE recogió la palabra en 1884, pero si es cierto que hablantes del español la usan desde los primeros días del siglo XVI, el último cuarto del XIX es demasiado tiempo para que los académicos se dieran por enterados de su existencia; así que, aunque respeto y recomiendo mucho el trabajo de Roca, también me deja con una ceja levantada (pero una sola, ¿eh?).

         A estas alturas del partido, aún me falta decir qué significa gaznápiro; significa lo que dicen en Flandes, pero con su gota española de recrudecido insulto; el DRAE dice: “Palurdo, simplón, torpe, que se queda embobado con cualquier cosa”. Cuando le leí esto a Alejandra, me dijo: “Hermana, eso es lo que nosotras llamábamos cabeza e ñame”. Cabeza e ñame, sí, señora, eso es, ni más ni menos, y todos sabemos que el ñame viene de la tierra.

         Yo casi me quedo contenta con este rayito de luz, pero mi amiga, que ahora cree que en Ritos somos como una pequeña Academia, dice que no va a dejar de preguntarme hasta que esto se aclare. Bueno, ojalá.

 

ariadnavoulgaris@gmail.com

 

 

 

Año VIII / N° CCCXVII / 21 de septiembre del 2020

 

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