lunes, 22 de enero de 2018

De sustantivo a verbo [CXC]

Laura Jaramillo


Vendedor de perros calientes de Altamira, 1959



         Los usuarios de la lengua no están pendientes de si las palabras son correctas o no, o si son aceptadas o no por el DRAE. A ellos lo único que les importa es comunicarse. Y lo más importante, que la comunicación sea eficaz, es decir, que el mensaje llegue, que el mensaje sea comprendido.
         Hay ocasiones en las cuales esas palabras son tan necesarias que sin ellas esa comunicación no sería eficaz, como por ejemplo el caso del lenguaje hamponil, el cual es usado, y creado, por esos hablantes que son un poco desviados moralmente, pues en su comunidad esas palabras son claves para lograr esa eficacia comunicativa.
         Ahora bien, no vamos a hablar de esos señores (por ahora). Hablaremos más bien del común, de los que andan calle arriba y calle abajo, que constantemente están generando mensajes, pues allí, en lo cotidiano, está el caldo de la creación de nuevas palabras, que tarde o temprano llegarán a las páginas de la señora española.
         En ese común, se está dando una curiosidad bien curiosa. Se observa que hay una tendencia a crear verbos a partir de sustantivos. La lógica lingüística, que todos tenemos pero no lo sabemos, indica que si hay un sustantivo pues debe haber un verbo de ese sustantivo, ¿no?
         No lo sé, pero está pasando.
         Ejemplos hay muchos: mensajear, de mensaje; conejear, de conejo; ensanduchar, de sánduche; matrimoniarse, de matrimonio, microfonear, de micrófono; cesarear, de cesárea; cachapearse, de cachapa; garitear, de garita. Hay una que me encanta: emperrarse, de perro caliente (cortesía del perrocalientero de la esquina de mi casa); y así un largo etcétera.
         ¿Son palabras correctas? Sí, pues sirven para comunicarse, para enviar un mensaje clarito, sin tantas vueltas.
         ¿Son palabras cultas? Sí, porque hay que ser bien ingenioso para crearlas.
         ¿Dañan o perjudican la lengua? No lo sé, pero al final del camino, cuando una comunidad las usa y reúsa, la señora española termina por aceptarlas, y a partir de ese momento dejan de ser dañinas o incorrectas.
         “El genio y el ingenio de una lengua resultan ser, en definitiva, el alma lingüística que todos llevamos dentro, la que debemos desarrollar discursivamente en el hogar, en la escuela, en la universidad, en la calle, la que debemos defender y conservar. En consecuencia, cualquier pedagogía que se proponga deberá orientar su enseñanza hacia el genio y el ingenio idiomáticos. En síntesis, hacia la enseñanza y el aprendizaje de la lengua materna oral y escrita, la que nos hace orgullosos de ser hablantes y escribientes del español de Venezuela. Todo ello desde una pedagogía integradora estratégica que permita al alumno descubrir todas y cada una de las características de su lengua, para la grata convivencia, para el aprendizaje de saberes, en definitiva, para ser libres”[i].
         ¡Qué hermoso! Libres por el poder de la lengua.

laurajaramilloreal@gmail.com




Año V / N° CXC / 22 de enero del 2018




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[i] Discurso de incorporación como individuo de número de Lucía Fraca de Barrera en Boletín Nº 202 de la Academia Venezolana de la Lengua (AVL). Caracas, enero-diciembre 2009.

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