lunes, 3 de octubre de 2016

Doble acentuación, ¿doble dolor de cabeza? [CXXVI]

Andrea Villada


 
Agentes alérgenos, o alergenos, que enferman a las personas.
El violinista enfermo (1886), de Cristóbal Rojas

 

         Las normas de acentuación son bastante claras en nuestro idioma español y todos las conocemos bien, o al menos, a estas alturas de nuestras vidas, deberíamos conocerlas. Así, sabemos que existen cuatro tipos de palabras según la ubicación de la sílaba tónica: agudas (acentuación en la última sílaba), graves (acentuación en la penúltima sílaba), esdrújulas (acentuación en la antepenúltima sílaba) y sobresdrújulas (acentuación en cualquier sílaba que esté antes de la antepenúltima) y que cada una viene con su propio reglamento en cuanto a la inclusión de la tilde.
         Hasta allí todo está bien, ¿no es cierto? Pero, dado que la primera área de estudios en la que me especialicé es una ciencia de la salud, me di cuenta de que nadie se termina de poner de acuerdo en cuanto a la pronunciación de ciertas palabras. De esta forma, tan solo en medicina, pude conseguir al menos tres que parecieran graves o esdrújulas dependiendo de la preferencia de quien las pronuncia. Estas son omoplato/omóplato, alveolo/alvéolo, cardiaco/cardíaco y diabetes/diábetes.
         Así que me di a la tarea de buscar en la sagrada biblia de cualquiera que estudie Idiomas Modernos, el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia, para ver, de una vez por todas, cómo es que se pronuncian dichas palabras. Es así como llegué a notar que, aunque al parecer sea el que lleve la batuta, el ámbito de la salud no es, ni de cerca, el único afectado por estas ambivalencias idiomáticas en las que el acento de la palabra puede recaer en diferentes sílabas. Encontramos entonces palabras como vídeo/video, austríaco/austriaco, olimpíada/olimpiada, período/periodo, policíaco/policiaco, zodíaco/zodiaco, kárate/karate o amoníaco/amoniaco, y todas son aceptadas como válidas para nuestra famosa academia idiomática.
         De este modo me di cuenta de que hay estructuras como los alveolos o alvéolos pulmonares y también el omoplato u omóplato, que puede decirse de cualquiera de las dos formas aunque la gente prefiera llamarlo simplemente “paleta”. Así mismo, existen agentes alérgenos o alergenos que enferman a las personas. También me enteré de que a muchos de nosotros nos llegó a dar rubeola o rubéola cuando estábamos chicos y de que los hombres son más propensos a sufrir de enfermedades del corazón tales como la isquemia cardíaca o cardiaca, así como de que hay pacientes con hemiplejia o hemiplejía, o con reuma o reúma, sin contar con que, si alguien piensa que sufre de todas estas cosas, entonces probablemente se trate de un hipocondríaco o hipocondriaco.
         Aparentemente, la RAE respeta la preferencia de quienes utilicen tales palabras (a excepción del propio diccionario de la computadora que me ha llenado de líneas rojas todo este artículo) permitiéndoles poner el acento en dos sílabas distintas, pero no duda en darle una acotación a la diábetes indicando que se trata de un venezolanismo pues, para el resto del mundo y como hace poco le escuché decir a un profesor, la diabetes es una enfermedad grave… jamás esdrújula.

andrealvilladac@gmail.com





Año IV / N° CXXVI / 3 de octubre del 2016

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