Así como, en apariencia
pretenciosamente, hemos puesto a muchas partes del cuerpo humano nombres
diferentes de los del cuerpo de los animales (ver Ritos CCXLVIII), también
hemos asignado nombres más bien particulares a las agrupaciones que
naturalmente forman los animales, que casi siempre son familias, para decirlo
con una palabra bastante humana.
¿Cómo se llaman los grupos de animales, es decir, cuáles son los
sustantivos colectivos que se utilizan para llamarlos? Los hay que parecen haber sido creados sólo para
nombrarlos, pero otros son harto curiosos porque provienen de otros campos del
conocimiento. Por ejemplo, los enjambres
de abejas, las jaurías de perros, las
recuas de mulas, las piaras de cerdos, las parvadas de cuervos, las manadas de elefantes (o de cualquier
otro mamífero) parecen nombres curiosos, sí, porque no son tan frecuentes, pero
bastante regulares si pensamos en la idílica idea de que cada cosa merece un
nombre exclusivo. Claro que jauría, recua e incluso piara se sienten despectivos, ruidosos y malolientes.
Lo curioso son los otros, los que
provienen de otras áreas. Es sencillo suponer, por ejemplo, que el nombre
colectivo bandada de aves proviene
del sustantivo banda, que implica, en
cualquier otro campo, un contenido plural, como en banda de músicos o de
ladrones. Una bandada es más abundante, está claro. Pero pensemos en banco de peces, hato de vacas, colonia de
hormigas, camada de gatos: son
unos préstamos evidentes y hasta graciosos, si nos detenemos a bien mirarlos.
¿De donde proviene la pluralidad de banco
cuando se refiere a los peces? ¿De las monedas que se guardan en las
instituciones financieras? ¿No son estas más recientes que las especies
marinas? Cardumen resuena como más
antiguo, ¿verdad?
Quizá por esa misma razón hato, que son numerosas ramas unidas por
una misma cuerda, señale la pluralidad de hato
de ganado. Pero ¿cómo es que camada
y colonia son plurales? ¿Derivan,
respectivamente, de cama y de Colón?
La que podríamos escoger como la joya
de la corona son los placeres de perlas,
que ni de cerca ni de lejos lucen relacionados con los criaderos de estas
gemas, formados por ostras, que pertenecen al reino animal. Como la palabra placer también indica numerosos grupos de
otros seres del mar, lejanamente se ve una relación con la satisfacción que
produce alimentarse. Sin embargo, es una relación remotísima.
Y los grupos humanos, ¿cómo se llaman? Sin reflexionar mucho deducimos que hay más sinónimos que grupos.
Existen, por ejemplo, gente, sociedad, nación, clan, estirpe, casta, familia, hogar, matrimonio, prole, linaje, parentela, equipo, peña, grupete, harén, tropa, pelotón, tripulación, tribu, comunidad, asociación, colectividad, hermandad, cofradía, gremio, círculo, colegio, sindicato, partido, municipio, distrito, raza, etnia, gueto, patota, infancia, juventud, población, ciudadanía.
Los seres humanos se creen, o se saben,
especiales. No han desistido desde antiguo de la actitud de ponerle nombre a
todo, actitud que es a la vez clasificadora y creativa. Ah, del mismo ánimo de
clasificar y nombrar parecen proceder la ciencia y el arte. Y proceden,
lógicamente, también, de la facultad de traducir el mundo material e
inmaterial a su posesión más poderosa: la lengua.
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Año VII / N°
CCLXI / 20 de mayo del 2019
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