Luis Roberts
Todos los idiomas son iguales, pero el inglés es más igual que otros. Rebelión en la granja (ilust.: Ralph Steadman) |
Si el neoespañol es un
idioma que amenaza la misma existencia
del español, hay otro idioma que
no hace sino reforzar el predominio del inglés, o eso parece.
La primera lingua franca del mundo occidental, del mundo mediterráneo, fue el
griego, luego el latín, más tarde el catalán, después el castellano se hizo
universal. Napoleón le dio el relevo al francés y desde la II Guerra Mundial lo
es el inglés. Parafraseando la famosa
frase de la granja de Orwell: “Todos los idiomas son iguales, pero el inglés es
más igual que otros”.
En mis primeros viajes de joven
universitario por Europa, con un inglés aún inseguro, empezando por el duro
acento español que hizo que un bobby
londinense no entendiera mi pregunta de dónde estaba la plaza de Trafalgar,
hasta que cayó en la cuenta de que me refería nada menos que a la “Trafálga
Square” (sí, llana, no aguda); ante la segura sonrisa irónica del mismísimo
Nelson que nos observaba desde su pedestal, me resultaba, por lo menos, curioso
que me entendiera mejor en inglés, o algo parecido, con un sueco, una danesa,
una vietnamita o un libanés, que con un inglés, y no digamos con un
estadounidense.
Pues bien, ese “algo parecido” es lo
que se habla en congresos, simposios de médicos, políticos, ingenieros,
ejecutivos, un nuevo dialecto global, que Jean-Paul Nèrriere, exdirectivo de
IBM en París, ha bautizado, y patentado, como el “Globish”, acrónimo del Global English. Si a mí se me hubiera
ocurrido entonces, y lo hubiera patentado, otro gallo me cantara. El Globish se compone de unas 1.500
palabras, con una Globish Grammar aceptada
por el British Council.
El empobrecimiento del lenguaje
constituye el mayor riesgo, precisamente, y una de las mayores críticas. El
mismo Nèrriere lo define, en una formulación más técnica, como “una estructura reflexionada y
organizada de inglés que se pone limitaciones a sí misma”. Dice: “Si quieres disfrutar de la lectura de
Mark Twain, Oscar Wilde o Racine, tienes que saber inglés, o francés, de
verdad. Si quieres comunicarte con un indio o un japonés, no hace falta”. El
mismo director del British Council recuerda que “la población nativa de Reino
Unido y de los Estados Unidos tan solo utiliza unas 1.800 palabras en el 80 por
ciento de su comunicación verbal en inglés”.
Prensa, críticos, lingüistas, académicos, del mundo anglosajón lo
aplauden y lo reciben como el nuevo dialecto del siglo XXI, la nueva lingua franca. Interesados, gugleen. El
esperanto ha muerto, viva el globish.
luisroberts@gmail.com
Año V / N° CXCI / 29 de enero del 2018
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