Luis Roberts
Los suizos
tenían bancos y ahora tienen palabra del año. Banco Nacional Suizo |
En estas
fechas en muchos países se elige cuál ha sido la palabra del año. Se elige por
su frecuencia de uso en los medios de comunicación y en las redes sociales.
Según Oxford University Press, la palabra fue rizz, que en la jerga
juvenil de las redes significa ‘carisma’, estilo atractivo sexual. Estos
ingleses tan suyos como siempre. Claro que para otras instituciones como el
Collins Dictionary es IA (por ‘inteligencia artificial’) y para el
Cambridge Dictionary es alucinar, relacionada con lo que produce la
información falsa que se presenta como cierta.
En la
Bélgica francófona los lectores del diario Le Soir y los espectadores de
la TV pública RTBF, la palabra ha sido bomba climática. En Francia ha
sido c’est la Hess, de clara procedencia árabe, que significa ‘tener
problemas’ o ‘estar en la pobreza’. En Japón zei, que significa ‘impuestos’;
ellos sabrán por qué. En Suiza es monsterbank: qué raro que en Suiza sea
una palabra relacionada con los bancos, ¿no? Y en Alemania, según la Sociedad
de la Lengua Alemana (GfdS), es krisenmodus, ‘en modo de crisis’. Estos
alemanes tan optimistas.
En EUA
según Merriam-Webster, la palabra más buscada en su diccionario es auténtico;
otra vez Con la IA a cuestas. Lo curioso es que no haya sido la misma que en
España, será porque no la usan a pesar de la crispación que hay allí, que,
según algunos politólogos, los tiene al borde de una nueva guerra civil, y que,
en el peor de los casos, si vuelve a la presidencia... no quiero ni pensarlo ni
decirlo, pondría al mundo entero patas arriba.
¿Y cuál es esa palabra en España? Polarización, según la RAE. La polarización política que ha llegado al extremo de oír unos insultos personales en los medios, en la calle y hasta en el Parlamento, de tan alto calibre que sólo hace unos pocos años eran impensables. En las Cortes, el Parlamento, hace unos días se le oyó a la deficiente (en el sentido de la RAE y en el italiano) e irrespetuosa presidenta de la Comunidad de Madrid llamar “hijo de puta” al presidente del Gobierno, aunque luego precisara entre risas que lo que había dicho era “me gusta la fruta”.
Desgraciadamente esto no es nuevo. Hace unos
días el gran periodista y escritor español Iñigo Domínguez publicaba un
artículo en el que se refería a Camilo José Cela que contaba que el cristiano
viejo era malhablado, porque no tenía que justificarse delante de nadie y
citaba como ejemplo el primer Concilio de Toledo en el 397, donde en una
disputa teológica san Elipando calificó de borracho y farsante a san Beato de
Liébana, que replicó llamándolo “cojón del anticristo”. Por si alguien duda de
la exactitud de esta anécdota, o se la atribuye a la conocida facilidad de
Camilo José Cela en decir groserías con la mayor naturalidad, que se pase por
el pueblo de Liébana, en Cantabria, donde, según una tradición multisecular, se
siguen haciendo unas deliciosas pastas dulces que se llaman “el cojón del
anticristo”.
luisroberts@gmail.com
Año
XI / N° CDXLI / 1° de enero del 2024
EDICIÓN
DE AÑO NUEVO
¡Bueno! ¡Bueno! LTAS
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