La colección de trajes de una conjunción |
Hace algún tiempo ya, escribí
para Ritos de Ilación este breve artículo sobre el pronombre de lugar y en francés y la evidencia de su uso en
los primeros pasos del castellano, así como su presencia morfosintáctica en el
ADN de nuestra lengua. Si ya lo leyeron, probablemente se preguntarán, como
muchos de mis alumnos y colegas lo hicieron: ¿Y qué tiene que ver la conjunción
y con dicho pronombre? Mi respuesta
es: nada.
Verán, la y ([ye]) o “i griega” viene de la grafía
del YPSILON, una letra griega cuya realización fonética corresponde con la i del latín (la i latina) y ha ido
adaptándose, desgastándose y reformándose con la evolución del idioma. Es muy
flexible y ha asumido formas, o como diríamos, actualizaciones, muy variables
en lo fonético (hay versus haya) y en lo morfológico (me caigo versus me cayera). De todo esto debe haber explicaciones incontables en
todas las disciplinas de la lingüística. Yo, en mi mente un poco naïve, pienso que, por ser una letra
foránea en la niñez del castellano, como ocurrió con la j, la x o la z, fue una especie de comodín que estaba
dispuesto a asumir riesgos de todo tipo que las inflexibles letras latinas no
podían (hasta pronombre de lugar pudo haber sido en algún tiempo).
La y se ha podido convertir en muchas cosas, pero, ojo, nunca en
conjunción. De hecho, me acaba de decir Edgardo que grandes escritores y
académicos de principio del siglo XX usaban aún la i como conjunción coordinadora. Más bien me parece que la
conjunción de coordinación se transformó en la forma gráfica y y ya voy a explicar cómo y por qué.
En latín (de donde el
castellano saca la mayor carga genética) la conjunción de coordinación se
escribe et y ésta ha pasado a la
mayoría de las lenguas herederas como e,
et, i, è, pero se siguió usando et en
ámbitos jurídicos, administrativos y académicos por muchos siglos. Recuerdo
que, para una investigación que tuve que hacer en la Academia de la Historia en
Caracas, me topé con manuscritos viejísimos, unos más que otros, en los que
figuraba, en perfecto castellano, la conjunción et, a veces en su forma ligada &.
Ésta última se usa actualmente en muchos idiomas porque resulta más económico;
en inglés, por ejemplo, es mucho más corta que la conjunción and. Pero en castellano la y es más fácil de escribir y, por lo
tanto, más económica. Lo que me lleva a observar que, en la caligrafía, la
escritura a mano, ese garabato que significa et fue cambiando convenientemente a una grafía más fluida, similar
a la y.
Yo me atrevo a concluir, y
quedo abierto al debate, que la conjunción y
es una deformación gráfica de &,
que es a su vez la ligadura de et y
que todo su recorrido se debe puramente a la necesidad de rapidez en la
escritura a mano. Entonces, la conjunción y
en castellano parece griega, pero es tan latina como la i.
daniel.avilan@gmail.com
Año VIII /
N° CCCIII / 11 de mayo del 2020
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