lunes, 16 de abril de 2018

Sobre conjunciones [CCIV]

Daniel Álvarez


 
“Con palabras simples como la hierba”.
Walt Whitman (1819-92)



         Los usos de la conjunción copulativa y, a simple vista, parecen ser fáciles de comprender. De pequeños, en la escuela, se nos enseñaban dichos usos y, con esto, se nos remarcaba una pequeña excepción de esta regla. ¿Cómo olvidar que esta conjunción toma la forma e ante una palabra que empiece por i?
         Ciencia e historia; monumentos e iglesias; ritos e ilaciones son ejemplos que ilustran tan sencilla norma. Sin embargo, su uso implica otra pequeña excepción, la cual, quizás, es desconocida para muchos hablantes de nuestra lengua. Para desempolvar y redimir dicha excepción, nos remitiremos a la última edición de la Ortografía de la Lengua Española, la cual, en su capítulo II, específicamente en su apartado 2.5, trata los usos de las letras i, y y ll. Aquí, nos encontramos con la excepción ya mencionada, la cual indica que cuando la conjunción copulativa y se halla frente a un diptongo, no se sustituye por e, a pesar de que la palabra en cuestión empiece por el fonema vocálico i. Algunos ejemplos que señalan esta ínfima excepción son: cobre y hierro, estratosfera y ionosfera, refresco y hielo...
         Esta peculiaridad de la lengua se produce debido a que en las secuencias vocálicas ia, ie, io se semiconsonantiza la vocal i, la cual pasa a articularse como una consonante palatal sonora, es decir, pasa a pronunciarse como y. Algunos casos que ejemplifican a la perfección esta explicación son hielo y hierba, palabras que al proferirse suenan como yelo y yerba.
         Tal como se mencionó anteriormente, estos diptongos crecientes funcionan como semiconsonantes, siendo esta característica, el motivo esencial que genera esta particularidad, puesto que en la secuencia hablada, no se produce un tropiezo entre el sonido vocálico i, de la conjunción copulativa, y el sonido consonántico y, que se produce en todo diptongo creciente encabezado por la vocal cerrada i y seguido por cualquier vocal abierta (a, e u o). Es por esta razón que la conjunción copulativa no cambia su forma ante este sonido semiconsonántico.
         Este curioso proceso que nos presenta la lengua en esta oportunidad es un fenómeno fonosintáctico, es decir, es un proceso que abarca el campo de la pronunciación y de la sintaxis de la oración. Ocurre un proceso similar con la conjunción copulativa o, la cual adopta la forma u ante palabras encabezadas por el sonido vocálico o, salvo que en estas ocasiones, no existe tal excepción como aquella que se acaba de presentar.
         Así pues, el amplio mundo de la lengua no deja de sorprendernos con pequeños detalles como estos, los cuales se encuentran ocultos en los rincones más subrepticios de este vasto sistema de normas y singularidades, y son ignorados o desconocidos por muchos hablantes.

danielalejandro.alba@gmail.com




Año VI / N° CCIV / 16 de abril del 2018




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