Hay algo de picardía cuando se expresa
“No hay quinto malo”: a veces la percibo como una forma de justificar algo que
no ha salido tan bien y se espera que el quinto intento sea el exitoso. Muchas otras
veces parece que se intenta solo poner algo de gracia al discurso ya que ni
siquiera en la época en que esta expresión nació se puede tener certeza de que
el quinto de la lista o el quinto intento fueran precisamente “buenos”.
Parece que hay un consenso en cuanto al
origen de esta expresión. Se trata de una expresión que se popularizó en las
corridas de toros, cuando los ganaderos elegían el orden en que salían los
toros. Para atraer la atención del público, que solía retirarse antes del
final, ubicaban el mejor toro de quinto y no de sexto y, por tanto, último. Por
eso es que “no hay quinto malo”. También hay otras teorías sobre la expresión, pero siempre relacionadas al mundo taurino.
Aun en aquella época, reservar el mejor
toro al quinto lugar no garantizaba el éxito, pero por mucho la fama de estos
toros consagró para siempre que el quinto no sea malo aunque casi todos hayamos
olvidado de dónde vino la expresión. Este lunes que inicia el quinto año de Ritos de Ilación, no me queda más que
desearle el mejor de los años porque al fin y al cabo...
¡No hay quinto malo!
sarace.pacheco@gmail.com
Año VI / N° CXCVII / 5 de marzo del 2018
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