lunes, 20 de mayo de 2024

La de, puerta y arco [CDLXI]

Ariadna Voulgaris



Delta del río Orinoco, en su camino hacia el Atlántico




No fui a Chiguará. Recordarán que la noche en que llegué a Mérida, hace una semana, mientras cenaba, oí una conversación de otra mesa en que hablaban de este pueblo andino, y quise ir. Al amanecer de la mañana siguiente, recibí una llamada de mi trabajo y tuve que quedarme en el hotel... trabajando. El segundo día tuve que volver a Valencia, donde tenía material que necesitaba para hacer el trabajo. Sin embargo, el recepcionista de la primera noche me habló extensamente de un escritor importante en la literatura venezolana que nació en Chiguará, Antonio Márquez Salas, que ahora deseo mucho leer, ya les contaré.

Hoy les traigo datos de la letra de (o d, o D, como quieran), que ahora es la cuarta del alfabeto español, pero ocupa el quinto lugar entre las que encabezan más palabras. Con de comienzan 5.793 palabras de la lengua española, 6,58 por ciento.

Esta letra, por lo que me dice una enciclopedia que tiene Alejandra en su casa, Monitor, fue creada por los ilustres sabios egipcios. Leo en Internet que el ideograma de los egipcios era triangular, ya que representaba la puerta de las tiendas de campaña, pero en la enciclopedia hay un dibujo que la hace parecer la puerta regular de una casa contemporánea. Además, parece también una de minúscula de la actualidad, que se supone que crearon los romanos siglos después.

El signo de los egipcios, pues, se “triangulizó”, deduco yo humildemente, cuando lo adoptaron los fenicios, que lo llamaron dalet, “puerta”, y los hebreos, después, hicieron lo mismo. Para cuando el dichoso dibujito llegó a territorio heleno, se convirtió un triángulo de lo más sencillo y equilátero que podían trazar y que ellos llamaron delta. Por ese camino llegó a Roma, donde le inventaron, como ya dije, la forma minúscula (que no entiendo por qué algunos especialistas dicen que apareció a causa de la escritura a mano de la mayúscula). De la mano de los romanos llegó a España y en aquel barquito de Colón se vino para América. Esa es la herencia que hemos recibido nosotros, los que hablamos español donde lo hablemos.

Monitor explica que la pronunciación de la de en la terminación de los participios y otras palabras fue haciéndose cada vez más relajada con el tiempo, y que en muchas regiones no se pronuncia. (Yo hubiera dicho, y el profesor Malaver me apoya, que era en todas partes, siempre que esté uno amparado por el contexto familiar, amical, informal.) Ese debilitamiento fonético dio como resultado la evolución de palabras latinas como pater a padre, de catena a cadena, de peccata a pecado. En otros casos desapareció, como en paradiso, que nosotros decimos paraíso, o radix, que convertimos en raíz.

Además de la historia, existen unas cuantas curiosidades relativas a la letra de. Por ejemplo, D. (mayúscula con punto) es la abreviatura de la fórmula de tratamiento don. En la numeración romana, la de mayúscula representa el 500. En música, los compositores de habla inglesa utilizan la D en lugar de nuestra muy reconocible nota re. En la historia del siglo XX, de Día D fue el día en que comenzó el desalojo de los nazis de Europa. En química, la delta es el símbolo de calor. Con esta cálida letra comienzan sustantivos que nombran conceptos importantes y entrañables para nuestra cultura: Dios, democracia, dulzura, y también conceptos desastrados y sin defensores, como deuda, desastre, dolor.

Como todas las demás, la de tiene diversas funciones, diversas significaciones y diversas historias detrás de ella. Su sencilla forma de arco de flecha sin tensar, recta y curva al mismo tiempo, que desde nuestro ángulo poco tiene que ver con la idea de una puerta, pero que puede abrir un camino, o marcar un punto hacia el cual caminar, una dirección, nos trae a la mente una claridad como la de la didáctica, como el dominio de las emociones, como la diestra mano que invita al conocimiento. Conocerla mejor con toda certeza nos comunicará mayores placeres en el uso de nuestra dichosa lengua.

Otro día —ya no tengo certeza de la fecha—, seguiré con el quinto capítulo de esta hermosa historia. Mañana regreso a Atenas.


Valencia, 27 de abril del 2024


ariadnavoulgaris@gmail.com




Año XII / N° CDLXI / 20 de mayo del 2024


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