Edgardo Malaver
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¡Foj...! ¿Fuiste tú, Dinamarca? Richard Burton como Hamlet |
¿A ustedes no les huele mal? ¿Qué dicen cuando sienten un mal olor? ¿Qué exclaman si es muy fuerte o si aparece repentinamente? Existe toda clase de metáforas para ese momento, la creatividad lingüística de la gente no cesa, y aumenta cuando se trata, por ejemplo, de las imágenes escatológicas, pero existe una expresión, sorprendentemente sencilla, para el desagrado que revela y retrata ese desagrado con fidelidad y que se mantiene en algunas zonas del mundo de habla española. Es una sola sílaba, pero qué expresiva y delatora es cada vez que sale de nuestros labios fruncidos y narices arrugadas por un mal olor. Aunque ahora sé que tiene variantes, yo creí oyendo exclamar, en casa y fuera de ella, ¡Fos!, ¿a ustedes no les huele mal?
En realidad, la pronunciación más precisa sería foj, como dice el título, pero tocaba ser un tanto formal en el primer párrafo. Y quizá sería esta la pronunciación, digamos, intermedia entre otras dos que aparentemente representan, como veremos más adelante, dos extremos de “fineza”. Hasta ahora he encontrado, en la lengua hablada y en la bibliografía, las formas fo y fos. Esta última es la que con frecuencia adopta una forma más “popular”, que es foj.
Buscando bibliografía para el artículo de esta semana, me sorprendió que la primera fuente a la que acudí para estudiar la palabra fos, el diccionario de la Academia, no la tuviera. Fue la primera campana que me insinuó que podía ser un venezolanismo. La Academia tiene solamente fo, y ciertamente pone que es un venezolanismo, aunque sea hasta cierto punto:
fo, 1. interj. U. para expresar asco. 2. interj. coloq. Ven. U. para indicar desaprobación o rechazo. hacer fo, o el fo, a alguien, 1. locs. verbs. coloqs. Col., Cuba, R. Dom. y Ven. Tratarlo con indiferencia o con desaire, no prestarle la debida atención.
Mis amigos caraqueños se están diciendo en este momento, mientras leen, que así es como se debe decir. Yo soy de allende el mar y me pregunto cómo Cuba y República Dominicana están mezcladas aquí con países continentales. Así que sigo buscando y, a pesar de la falta de pistas de cualquier tipo del diccionario, me tropiezo con el “Tesoro de los diccionarios de la lengua española” que ofrece la propia página de la Real Academia. Dentro de ese acertadamente llamado “Tesoro”, se me presenta el Diccionario histórico del español de Canarias. Y siento que entre insulares nos vamos a entender mejor. Dice el DHEC, entre todo lo que dice:
fo(s), foj. interj. Indica asco cuando se percibe mal olor.
Entre los muchos autores que menciona y que registraron la interjección está Benito Pérez Galdós, que lo escribe fos, y Fernán Caballero, que lo dice sin ese. Pero nada como el testimonio de los hermanos Luis y Agustín Millares en su obra Léxico de Gran Canaria, de 1924:
Fó! Magnífica interjección, importada de Cuba por nuestros indianos. Bonafoux asegura que es de uso frecuente entre los negros de Puerto Rico. No hay canario que, al percibir un olor desagradable, sobre todo de humana procedencia, deje de protestar con la típica interjección isleña ¡Fo! Las personas finas le añaden una ese; algunas dos eses: ─¡Fos! ¡Foss!
¡Caramba, la gente fina! Entonces, el foj que he pronunciado toda la vida es coloquial. Claro que sí lo es. No es una palabra muy delicada ni musical: pero yo hablo del español de América, y este diccionario, del de España. Y han pasado 100 años del comentario de los Millares. Las “personas finas” de este lado del océano en la actualidad no deben tener, digo yo, los mismos escrúpulos lingüísticos de las de aquel entonces en Canarias.
El diccionario también dice que fo, o cualquiera de sus variantes, se usa en Andalucía. Y agrega que podría ser un derivado de las interjecciones plenamente castellanas ¡pu!, ¡puf! o ¡uf!, dejando implícito que estas tienen la misma connotación de asco.
Yo tengo una tía, cuya frase más frecuente es A fulana todo le hiede y nada le huele. (Ya saben ustedes que hay quienes, siendo bien populares, dirían jiede.) Buena condensación para describir a aquellos que parecen tener un radar de lo que se está descomponiendo... o ya está descompuesto. La lengua es habilísima para dejar esos rasgos al descubierto, sólo hay que estar atento, y a veces ni siquiera eso. Quizá una primera señal, quizá la más clara, es que a diestra y siniestra dicen: “¡Foj...! ¿A ustedes no les huele mal?”. Y eso puede significar que todo les molesta, nada los complace. Y puede ser gente que huele muy bien.
La verdad es que la interjección fo y sus variantes, en apariencia tan poco visibles, en apariencia tan insignificantes, en apariencia tan repelente, resulta ser muy atractiva y está rebosante de información pragmática, rasgo que normalmente no se les atribuye a las interjecciones. Sí, la lengua revela más con las palabras más breves.
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Año XII / N° CDLXII / 27 de mayo del 2024