Edgardo Malaver Lárez
Puente sobre el lago de Maracaibo. Foto: C. Hernández |
Tal como decía en la edición 98 de Ritos,
titulada “Antepretérito, antepresente, antefuturo” (¡del 7 de marzo del 2016!), la diferenciación entre los tiempos pretérito (habitualmente
llamado pasado) y el copretérito es bastante sencilla, sobre todo si recurrimos
a Andrés Bello, que ha pensado su clasificación para “uso de los americanos”,
es decir, para los que hablamos la lengua española en América. Me preguntan
mucho los estudiantes por qué veo tanta diferencia, en lo que escriben, entre
las formas pensé y pensaba, por ejemplo, y cómo pueden identificar
rápidamente la diferencia. Me da gusto que me pregunten porque la sola pregunta
es ya evidencia del aguijón que les ha clavado el estudio de la lengua, además
de que, como descubren poco antes o poco después, es un asunto fascinante.
Echémosle una mirada a esta lista de
oraciones:
Yo caminé ayer con mi mamá
Yo caminaba ayer con mi mamá
Mis amigos me regalaron libros
Mis amigos me regalaban libros
Comieron sin recordar su hambre
Comían sin recordar su hambre
¿Te quedaste sola en tu casa?
¿Te quedabas sola en tu casa?
Regresamos temprano a Maracaibo
Regresábamos temprano a Maracaibo
Está más bien claro que en la primera
oración de cada par el hablante se refiere a una sola oportunidad en que se
realizaron las acciones, ¿no es cierto?; señala un punto preciso en la llamada “línea
del tiempo”.
En el primer caso, por ejemplo, ¿verdad
que uno piensa: “Sí, claro, esta persona caminó ayer con su mamá, no anteayer
ni la semana pasada”? Sabemos que eso pasó en el pasado, no en el presente ni
en el futuro, y que pasó una sola vez. Por esta razón esta forma del pretérito,
para la Academia, se llama perfecta y, además, simple: porque ha
concluido y no ocurre más. Para Andrés Bello, eso es simplemente pretérito,
es decir, pasado.
En la segunda oración de todos los
grupos no sucede exactamente eso. Es parecido, pero no es igual. En la segunda
oración, se sabe con certeza que el acto de caminar (y los otros ejemplos)
ocurre en diversas oportunidades durante un período impreciso del pasado. No se
puede (ni siquiera el que habla lo sabe... ¡ni los que caminaban!) determinar
qué día ni a qué hora comenzaron con la costumbre de caminar juntos ni cuándo
la abandonaron. Ni siquiera se sabe si la han detenido en el presente. En suma,
se trata de un período, no de un momento, en el que sucedía repetidamente lo
que dice la oración. Es pasado también, pero la repetición que está implícita
lleva a Bello a llamar esta forma copretérito. Es como que dibujáramos una
“línea del tiempo” y pusiéramos un punto en ella por cada caminata, una al lado
de la otra. Por eso aparece el prefijo co-
en copretérito.
Como ejercicio para mis alumnos, los
invito a examinar el resto de oraciones y tratar de ver si sucede también en
ellas lo he dicho sobre el primer par.
Equivalencias entre Bello y la Academia (Fernández López, 2018) |
En la tabla de Justo Fernández López que les pongo
aquí, aparecen las tres formas de llamar los tiempos verbales en español. Mi
opinión es que no hay mejor conjunto que el ideado por Bello. Es la más
sencilla y la más clara. Creo que las otras también ofrecen detalles que
permiten comprender la naturaleza de los tiempos, pero no superan la de Bello. Su
libro sobre el castellano de América es, además de supremamente informativo,
muy claro, en contra de lo que su prestigio sugiere.
Además de esto, uno siempre puede
preguntarse (porque es cuestión de preguntarse): ¿cuándo hice tal o cual cosa?,
¿fue una sola vez o fueron muchas?, y, si fue más de una, ¿sigue repitiéndose o
ya he dejado de hacerlo? Quizá las respuestas a estas preguntas y las lecturas
que hagamos nos darán la ansiada claridad.
En este instante me doy cuenta
(presente, el momento en que lo digo) de que escribí aquel artículo (lo hice
una vez y no lo he vuelto a escribir) el 7 de marzo del 2016. En aquellos días,
siempre escribía (¿ven?, una época) los jueves, ahora lo hago los domingos.
Muy bien... como he terminado mis
respuestas a todos los que me han preguntado sobre este asunto, hasta luego.
emalaver@gmail.com
Año XI / N° CDXI / 6 de marzo del 2023
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