Álvaro Durán Hedderich
Hoy podría arar la tierra, peroajá...
La partida hacia el campo (1894),
de Emilio Boggio
Nuestro
idioma se nutre de un sinnúmero de interjecciones y expresiones, tanto propias
como prestadas de otras lenguas. Entre las propias, encontramos el ajá,
definida de la siguiente forma por la RAE: “interj. coloq. U. para denotar
satisfacción, aprobación o sorpresa”.
Esta
expresión seguramente forma parte de tu vida cotidiana y es probable que la
uses un centenar de veces en el día sin notarlo, incluso por Whatsapp.
Sin
embargo, vamos a hablar de una expresión un poco más compleja dentro de la
venezolanidad: el pero ajá. El peroajá podría definirse en cuanto
a su función como un reemplazo de todo lo que el receptor del mensaje podría
sobreentender en un contexto dado. Les doy un ejemplo:
La clase comienza a las 5 de la mañana. Me podría levantar tempranito,
pero ajá…
Acá es
donde entra ese místico universo de la interpretación de cada quien. Todo va a
depender del previo conocimiento que tengan los interlocutores sobre cada uno,
sus rutinas, sus comportamientos habituales, el contexto, y demás factores que
podría seguir enumerando, pero ajá…
Acá les
dejo unas posibles interpretaciones del ejemplo: podríamos entender que el
emisor es perezoso y no quiere despertar tempranito para asistir a esa clase a
las 5 am. Podríamos pensar que, aunque podría levantarse, quizá no hay
transporte público desde su casa para llegar a tiempo. Si la clase es online,
entonces podríamos pensar que no se despertará a las 5 am porque se metería en
problemas al despertar a otros miembros de su familia. O podría ser lo mismo
que dijimos de primero; un tema de pereza, aunque sea una clase online.
Como les
dije, las interpretaciones estarán sujetas al contexto y al conocimiento previo
que tengan los interlocutores. Lo que sí es indudable es que el pero ajá
representa una complicidad entre los interlocutores y, a la vez, una
contrariedad. Es decir, el ajá se nutre de la esencia del pero y
la connotación termina siendo adversa a un enunciado o supuesto inicial, pero
no se termina de decir el qué, haciéndole honor a la frase de “a buen
entendedor, pocas palabras”.
alvdh27@gmail.com
Año X / N°
CCCLXXXVII / 15 de agosto del 2022
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